!ENHORABUENA¡
– La familia Eciolaza-Oscáriz viajó a Santiago de Compostela a recoger el galardón que premiaba su trayectoria
SARA NAHUM . PAMPLONA Lunes, 27 de abril de 2009 – 04:00 h.La evolución que han sabido hacer de la cocina tradicional y la continua utilización de productos autóctonos son dos de las razones por las que el Restaurante Josetxo de Pamplona recibió recientemente el premio Lola Torres de gastronomía, en Santiago de Compostela.
«Nos hizo mucha ilusión, sobre todo por el hecho de que se reconozca la cocina tradicional», explica Raquel Eciolaza Elizari, encargada del comedor en el restaurante situado en la Plaza Príncipe de Viana.
Fue ella junto a su marido y su padre, Ricardo, quienes viajaron a Galicia para recoger el galardón que les concedió La Fundación Amigos de Galicia. Raquel se acordó de su abuela, la fundadora del Josetxo, durante el discurso de agradecimiento. «Quiero dedicar especialmente este reconocimiento a mi abuela Felisa García, una cocinera que no por casualidad tiene mucho en común con la mujer que da nombre a este premio, Lola Torres. Como Lola, Felisa fue emprendedora, luchadora y sobre todo una gran cocinera que supo transmitir sus conocimientos y su entusiasmo por todo lo que hacía», dijo durante la gala. La cocinera de O Grove fue la persona que popularizó, entre otros platos, el arroz con bogavante.
La séptima entrega del Premio Nacional de Gastronomía Tradicional que lleva su nombre se hizo en el Centro Superior de Hostelería de Galicia con el respaldo, como en años anteriores, de las autoridades gallegas.
El premio
El galardón es un escultura del gallego afincando en Londres Manuel Romeo. Una pieza de plata de 30 kilos valorada en 6.000 euros que lleva grabadas las cuatro palabras que explican por qué el Josetxo fue el elegido entre 79 candidatos de toda España: «Servicio, elegancia, profesionalidad y calidad».
La base de la escultura es un mar , que representa el puerto de O Grove, localidad donde nació Lola Torres. Sobre el mar hay un barco «que no solo llevó a los emigrantes gallegos a otras tierras sino que también es capaz de transportar todos los simbolismos de los que va cargado», explica Raquel . Y es que en el barco hay árboles, «donde hay árboles hay vida y donde hay vida hay gastronomía». También hay una torre , que simboliza la cultura. Sobre ella, un haz de luz que ilumina los barcos que cargados de vida, de gastronomía y cultura llegan a buen puerto.
Esta luz también simboliza la inspiración en la cocina. Una de las razones por las que el premio de este año ha ido a parar a Pamplona. La familia Eciolaza-Oscáriz lo tiene claro: «Intentamos elaborar una cocina en la que tradición y novedad no pugnen entre sí, sino convivan en perfecta armonía».
