Ingredientes:
1 conejo.
1/2 dl. de aceite.
150 g. de cebolla.
3 dientes de ajo.
1/2 dl. de Jerez seco.
Vino blanco.
Sal. Pimienta blanca.
2 ramas de perejil.
1 ramita de tomillo.
1/2 hoja de laurel.
Maizena.
Modo de hacerlo: El conejo limpio y troceado, los brazuelos enteros, los muslos en dos y el lomo hasta la cabeza, a trozos regulares que luego se puedan reconstruir, se embadurna de aceite y se rehoga en cacerola caliente hasta dorar.
Se va retirando y en la misma grasa se pone la cebolla, se rehoga para que tome color, el ajo y las hierbas atadas, se añade el conejo dorado, sal y pimienta blanca molida, se agrega
primero el Jerez y a los cinco minutos se añade vino blanco y algo de agua.
Que cueza despacio una hora aproximadamente.
Se presenta en fuente, con un poco de salsa.
La salsa se cuela, se acerca al fuego y cuando hierve se añade una cucharadita de maicena disuelta en un poco de agua fría, se le da un hervor, se rectifica de sal y se sirve en salsera.
Nota: La vida de los animales silvestres, con sus vuelos y carreras incesantes para encontrar alimentos o huir de la agresión de otros animales contribuye a que su carne sea menos grasa, más firme, más rica en proteínas que la de los animales de corral.
La carne de conejo o de liebre contiene 20% de proteínas y 8,0 de Niacina, sustancias éstas de las más valiosas en la alimentación. Por la misma razón las calorías de la carne de caza son inferiores a las de otras carnes.
Se recomienda especialmente a los jóvenes en período de crecimiento por su valor plástico, formador de tejidos.