Las acelgas, a pesar de ser verduras poco energéticas debido a su elevada cantidad de agua, son unos vegetales ricos en nutrientes reguladores, como vitamina A, sales minerales y fibra
VERDE y con grandes cantidades de agua.
La acelga es una verdura cultivada durante todo el año, aunque la mejor época para su consumo va desde finales de otoño a principios de primavera.
Forma: Las hojas de la acelga son grandes, de forma oval, ligeramente acorazonada, con marcadas nervaduras que nacen de la mitad del tallo. El peciolo o penca es ancho, largo y carnoso.
Tamaño y peso: Se suele recolectar cuando pesa entre 750 gramos y 1 kilo. La longitud, de 20 a 30 cm, y anchura, de 15 a 20 cm, de las hojas también son indicadores del momento de la cosecha. Las pencas suelen ser de gran tamaño, de 3 a 4 cm de ancho y de 15 a 20 cm de largo, muy carnosas y suculentas.
Color: Difiere según variedades entre verde oscuro, verde claro y amarillo. Las pencas son de color blanco, crema o amarillo, aunque también las hay de color rojo.
Sabor: Es similar al de las espinacas. Las pencas resultan muy carnosas y suculentas con un sabor vegetal muy suave.
A pesar de su elevado contenido en agua (48%) y ser un vegetal poco energético (posee cantidades insignificantes de proteínas, grasas e hidratos de carbono), las acelgas son alimentos ricos en nutrientes reguladores, como ciertas vitaminas, sales minerales y fibra.
De hecho, contienen abundantes cantidades de folatos (recomendado para quienes padezcan anemia), beta carotenos y, en menor medida, vitamina C.
Así, las hojas verdes más externas de estas verduras son las más vitaminadas.
Los folatos intervienen en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis del material genético y en la formación de anticuerpos del sistema inmunológico. El beta-caroteno, por su parte, es un pigmento natural que confiere el color amarillo-anaranjado-rojizo a los vegetales.
El organismo, a medida que lo necesita, lo transforma en vitamina A, que es esencial para la visión, el buen estado de la piel, los huesos y el buen funcionamiento del sistema inmunológico. Sin embargo, el mineral más abundante en esta verdura es el potasio, elemento necesario en el cuerpo humano para la transmisión y generación del impulso nervioso y para desarrollar una actividad muscular normal.
Hojas y pencas
Se pueden distinguir dos partes en las acelgas: una verde, la hoja fina; y una blanca, las pencas más duras. A la hora de cocerlas, lo mejor es separar ambas partes, ya que requieren distintos tipos de cocción. De hecho, son unas verduras que deben consumirse en el menor tiempo posible, ya que en la nevera se conservan sólo durante un par de días. No obstante, los expertos recomiendan que para disfrutar de todas las propiedades de las acelgas, lo mejor es saborearlas en el mismo día que se ha comprado en el mercado.
Por otro lado, a la hora de escoger estas verduras en el mercado siempre se debe optar por acelgas de hojas verdes y tersas, sin manchas, con pencas duras y blancas. Las arrugas de las hojas indican que la acelga está a punto de florecer o que ya lo ha hecho, por lo que sus pencas pueden dejar un regusto amargo en el plato.
Acelgas rebozadas y en su Crema
INGREDIENTES:
1 kilo y 1/4 de acelgas.
3 dientes de ajo.
1 decilitro de aceite, mas el necesario para freír.
Huevo para rebozar.
25 gramos de harina, más la necesaria para rebozar
1 decilitro y medio de leche.
MODO DE HACERLO: Las acelgas, se separan lo verde de lo blanco; lo blanco se parte a trozos de 4 centímetros, se lavan y se ponen a cocer con agua y sal durante 3/4 de hora. Una vez cocida, se van juntando los tronchos blancos de dos en dos, se pasan por harina y huevo batido y se fríen en aceite bastante caliente, escurriéndolos en rejilla.
Lo verde de las hojas se cuecen aparte, con agua hirviendo y sal y una vez cocidas, se refrescan al chorro del agua fría y muy escurridas se pican finas sobre la tabla.
En cacerola se pone el aceite y los ajos muy picaditos, se fríen, se añade la harina, se mezcla y se agregan las acelgas verdes, muy picadas, rehogándolas bien. Se agrega 1 decilitro y 1/2 de leche. Se mezcla todo bien, se rectifica de sal, pimienta blanca molida y si se quiere un poco más delgada la salsa se le añade un poco de agua.
Se puede triturar para que quede más cremosa.
Se presenta en fuente, a un lado los tallos rebozados y a otro la crema de color verde.