Entre los postres más populares y tradicionales de España, no pueden faltar las torrijas.
Esta receta es perfecta como aprovechamiento de los alimentos. Aquí se utiliza el pan de días anteriores.
Existen muchas variantes de este postre. Por ejemplo, en Galicia se come la barra de pan gallego que es un poco más gruesa que la habitual de Madrid, le llaman torradas.
También existen las torrijas castellanas, las tostadas cántabras y vascas, las torrades (llosquetes, coquetes o rostes) de Santa Teresa catalanas.
Además, las torrijas también se conocidas en otros países. En Francia se les conoce como pain perdu (pan perdido), en Portugal son las rabanadas o fatias douradas y en Alemania son los Arme Ritter (caballeros pobres) alemanes.
Todos son básicamente lo mismo: un dulce hecho de pan remojado, albardado y después frito.
Pero las más tradicionales en el centro de España se suelen preparar con un tipo de pan especial para las torrijas que es más ancho, esponjoso y grueso de lo habitual.
Es muy popular consumirlas en Semana Santa. En los hogares de muchos españoles nunca pueden faltar torrijas en esta época.
Beneficios para nuestra salud de los ingredientes de las torrijas
Un importante punto a favor de consumir las torrijas es que todos sus ingredientes son muy sanos, es un postre altamente calórico, que nos aporta un alto contenido en grasas, muchos hidratos de carbono de absorción rápida y poca fibra y proteínas.
El Huevo: El huevo contiene proteínas de alto valor biológico. La clara está formada en un 90% de agua, el resto lo constituyen las proteínas (ovoalbúmina, la más abundante) y vitaminas.
La clara es el único alimento que aporta proteínas sin grasa. La yema contiene grasa (lecitina), proteínas, hierro (cuyo origen animal permite una fácil absorción), azufre y vitaminas A, B, D y E.
El Pan: es una buena fuente de vitaminas del grupo B y de elementos minerales como fósforo, magnesio y potasio.
La Leche: es indispensable en una dieta equilibrada ya que contiene las vitaminas, proteínas y minerales necesarios para el desarrollo de los seres humanos.
Aporta energía por su alto contenido en lactosa y grasa y es la fuente alimentaria más importante de calcio.
La Canela: tiene efectos antiinflamatorios y antioxidantes. Estudios científicos han demostrado que mejora la sensibilidad de las células a la insulina y actúa significativamente sobre los niveles de glucosa en la sangre, incluso en personas con diabetes tipo 2.
También actúa sobre los niveles de colesterol malo LDL y sobre los triglicéridos.
El Aceite de oliva: tanto el virgen como el extra, son ricos en vitaminas A, D, E y K. Favorece la absorción de minerales como el calcio, el fósforo, el magnesio y el zinc; es eficaz en el proceso digestivo, evitando la acidez gástrica y facilitando el tránsito intestinal.
Mejora el control de la presión arterial. Ayuda a controlar el nivel de glucosa en sangre.
La elevada cantidad de polifenoles (un antioxidante natural) en el aceite de oliva ayuda y previene enfermedades degenerativas como el Alzheimer, y actúa contra el envejecimiento. Reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, aumentando el HDL o colesterol bueno.
¿Por qué las torrijas se comen tanto en Semana Santa?
Las torrijas aparecieron en un primer momento como alimento de las personas más pobres, ya que eran la mejor opción para utilizar productos de bajo coste. Fue este el punto de partida que las vinculó a la cuaresma.
Después de la guerra, al no poderse comer carne durante Semana Santa se popularizó la torrija como fuente de energía en la mayoría de la población.
