La baguette francesa trasciende su función como alimento; es un ritual cotidiano, una marca de identidad y un emblema de orgullo nacional.
Aquellos que han recorrido las calles de París por la mañana han sido testigos de cómo los vecinos pasean con su barra de pan recién horneada bajo el brazo.
Sin embargo, ese gesto tan típico está experimentando cambios. En la actualidad, la baguette enfrenta un futuro incierto, desafiada por nuevas tendencias de consumo, el aumento de precios y la llegada de alternativas más saludables y sostenibles.
«La baguette es 250 gramos de magia y perfección en nuestra vida diaria», afirmó Emmanuel Macron cuando en 2022 la UNESCO reconoció el arte del pan francés como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. No obstante, este reconocimiento no ha logrado detener la disminución del consumo ni el debate sobre la viabilidad de este icono nacional.
La baguette francesa sigue siendo un ícono patrio pero su futuro dependerá considerablemente de cómo logre adaptarse a las exigencias contemporáneas. Quizás dentro de diez años ese emblemático pan ya no sea solo esa clásica barra crujiente sino una variedad más amplia y sostenible que refleje una sociedad siempre cambiante.
El consumo de pan cae en picado
Las cifras son contundentes: después de la Segunda Guerra Mundial, cada francés consumía alrededor de 700 gramos de pan al día. En 2015, esa cifra se redujo a aproximadamente 110 gramos. Actualmente, apenas se llega a los 100 gramos diarios, es decir, menos de media baguette. Una encuesta realizada en 2023 por la Confederación Nacional de Panaderos y Pasteleros (CNBPF) revela que más de un tercio de los franceses ha disminuido su consumo de pan en los últimos cinco años.
¿A qué se debe esto? El presidente de la CNBPF, Dominique Anract, lo resume así: «Los jóvenes están perdiendo la costumbre de comprar la baguette cada día». Las nuevas generaciones cocinan menos y optan más por comer fuera. En tiempos pasados, incluso los estudiantes solían preparar sus propias comidas; hoy en día, las opciones rápidas como kebabs, hamburguesas o sushi han cambiado esos hábitos. Además, el auge del pan de molde industrial, más práctico y duradero, ha relegado a la baguette en muchas mesas.
El impacto de la inflación y la energía
La crisis energética también ha dejado su huella. En febrero de 2025, el gobierno francés anunció un aumento del 8,6% en la tarifa eléctrica, encareciendo notablemente el proceso productivo en las panaderías. El precio medio de una baguette ha aumentado más del 20% en solo un año: si antes costaba entre 90 céntimos y 1 euro, ahora se sitúa alrededor de los 1,20 euros. Los panaderos buscan maneras para reducir gastos; algunos optan por utilizar los hornos en horarios donde el consumo es menor o acortan su tiempo operativo. Sin embargo, existe temor a que esto sea solo el inicio de una crisis inflacionaria más amplia que afecte al sector.
El índice de precios al consumo para pan y cereales en Francia creció un 21% entre 2021 y finales de 2024 debido al encarecimiento energético y las materias primas. La conclusión es clara: cada vez resulta más difícil para muchas familias adquirir una baguette.
El auge de las “neoboulangeries” y los panes alternativos
Frente a esta crisis surgen nuevos protagonistas: los innovadores neoboulangeries o neopanaderías. Estos establecimientos apuestan por panes elaborados con masa madre, harinas ecológicas y granos antiguos mediante fermentaciones prolongadas. Algunos han decidido ofrecer menos baguettes e incluso han eliminado su venta; es el caso del establecimiento Seize Heures Trente en Rennes, donde su propietaria optó por no hornear baguettes debido a su bajo valor nutricional y corta vida útil que genera desperdicio alimentario.
En lugar de eso, ofrecen grandes hogazas de masa madre que pueden pesar hasta 3 kilos. Estas se mantienen frescas durante toda la semana y pueden alimentar a varias familias. Además, el pan elaborado con fermentación larga resulta ser más digestivo y sabroso. Otros artesanos como Castel han ideado recetas para aprovechar el pan sobrante del día anterior creando panes “de ayer y de mañana”, lo que también ayuda a reducir desperdicios.
Tradición versus modernidad: un debate abierto
La baguette sigue siendo protagonista en momentos clave: desde desayunos con mantequilla y mermelada hasta bocadillos para almorzar; sin olvidar su papel esencial como acompañante en guisos tradicionales franceses. El gesto del saucer, rebañar salsas con el pan, forma parte del ADN culinario nacional. Sin embargo, la vida moderna junto con una oferta gastronómica diversificada han atenuado su papel central.
Los jóvenes aprecian la baguette cuando visitan a sus padres durante los fines de semana; sin embargo, su día a día está marcado por otras opciones más rápidas. Mientras tanto, los panes especiales van ganando popularidad aunque sus precios son considerablemente más elevados: mientras una baguette sencilla puede costar alrededor de 1 euro, una pieza artesanal puede llegar a costar hasta 7 euros por medio kilo.
¿Qué futuro le espera a la baguette?
A pesar del descenso en su consumo habitual, el sector panadero en Francia continúa siendo fuerte y competitivo con más de 36.000 negocios que generaron una facturación aproximada de 31.000 millones de euros en 2025. Sin embargo, hay que tener presente que la competencia es intensa y las tendencias apuntan hacia una diversificación del mercado: aunque el pan blanco sigue siendo el rey entre los productos industriales vendidos masivamente, los panes elaborados con masa madre son ahora el segmento que más crece.
Los expertos coinciden en que aunque la baguette no desaparecerá definitivamente sí será necesario redefinirla. Según palabras del panadero Éric Kayser: “Nunca hemos comido tan buen pan como ahora. Hoy día se consume pan excepcionalmente bueno en París”. El desafío radicará en mantener vivo este símbolo cultural mientras se adapta a nuevas demandas relacionadas con salud y sostenibilidad.
Claves para entender el cambio
- La baguette pesa alrededor de 250 gramos y mide entre 55 y 80 cm, aunque existen variaciones regionales así como versiones especiales como la Label Rouge que ofrece mayor calidad.
- La problemática del desperdicio también afecta al sector: se estima que cada persona tira aproximadamente seis baguettes al año en Francia.
- Las innovaciones dentro del mundo panadero incluyen panes duraderos que son saludables y sostenibles; estos cuentan con menos aditivos además de mayor valor nutricional.
- Aunque crece el mercado del pan industrial también aumenta la demanda por panes artesanales y ecológicos; sin embargo sus precios limitan su acceso generalizado .
