Las croquetas son un producto básico en nuestra gastronomía. Uno de los platos más extendidos en las tapas españolas, de diferentes sabores y estilos. A pesar de su popularidad en España, lo cierto es que se trata de un invento francés, concretamente se remonta a la corte de Luis XIV.
Croquettes, del verbo croquer que significa crujir. La bechamel ya estaba inventada, así que sólo hacía falta ponerle por encima una capa crujiente. Sería entre 1860 y 1900 cuanto este alimento llegase a España y se convirtiera en un plato más o menos habitual.
En cada casa se hace de una forma diferente, creando una receta única. Variedades hay para aburrir, ya no solo dentro de España, también en todo el mundo. Con mucho o poco relleno, con la bechamel como protagonista, de jamón, de pollo, de setas… infinidad de modelos a elegir.
Aunque muchos no lo sepan, más allá de la bechamel y los ingredientes que se le añadan el truco infalible es dejar reposar la masa de un día para otro, si no hay prisa en su preparación, es la mejor opción.
Una de las curiosidades de este plato es que al comienzo surgió de la necesidad de reciclar otros platos y no se usaba bechamel, sino patata para darle consistencia a la masa.