Ciertas crónicas antiguas cuentan que la lavandula representa la esencia del alma y la dulzura materna. Mezclándola con queso de cabra fresco y aceite de oliva, se obtiene una delicia gourmet que va directo al paladar.
Precalentar su horno a 200º. Rocíar unas grandes lonchas de pan de chapata muy tierno con aceite de oliva vírgen. En la batidora, mezclar 5 quesitos de cabra, (ahumados mejor para contrastar los sabores) con 8 cucharadas de miel de lavandula y una de aceite de oliva. Extender sobre sus tostas, gratinar.
Sacar del horno, esparcir un poco de flor de sal, coriandre machacada, decorar con nueces enteras caramelizadas y servir con una enorme ensalada variada, muy coloreada, puntuada de tomates cherry cortadas en dos, habitas fresquitas, redondeles de cebolletas y yemas de espárragos. Vinos blancos y afrutados bienvenidos.