La aciaga historia del Whisky

La duda lo hizo divino, el quid que lo rodea, mítico y la mano que meció su cuna, más misterioso todavía. Realmente, ¿era escocés o irlandés el delicioso whisky?

Su fascinante historia resulta un grandioso cóctel en sí misma, con ingredientes y personajes de los más variopintos, desde la divinidad suprema instalada en los cielos, el marxismo-leninismo, los bad boys de la «windy city» (Chicago) y las furibundas protectoras de las «Temperance Leagues» norteamericanas. Pasen y vean como se gestó la cosa.

La controversia sobre la paternidad del mítico whisky alcanzó tal escandalosa magnitud entre nubes del siglo V, que Dios en persona, probando y con repetitivo shooter mandando, designó al irlandés San Patricio inventor de esa revigorante agua de fuego.

Dos mil tres lunas después, sigue en activo la bronca ancestral entre modernos contrincantes igual de atacados sobre ese grave tema.

Más prudente fue la declaración sibilina de un periodista, agente secreto condenado a muerte por Lenin, Sir Robert Hamilton Bruce Lockhart, afirmando que el origen del uisce beatha (en irlandés) o uisge baugh (en gaelico escocés)», verbigracia “aguardiente” se perdía “en las brumas de las auroras célticas”.

Corrieron los siglos y para el whisky en la llamada Union (los futuros EE.UU.), la Guerra de Secesión supuso un freno brutal a finales del siglo XIX.

El tímido resurgir del codiciado licor se hundió con el advenimiento del pesado Volstead Act (1919) imponiendo la Prohibición (1920-1933), parcialmente capitaneados por el rígido IOGT (International Order of Good Templars), y las iracundas bellezas anti lujuria del Temperance Movement patrio, aquí retratadas pletóricas de fulgor colérico. En loor de la verdad y ya desde 1916, 26 de los 48 Estados componiendo el futuro País de Mickey estaban «secos» y el ilegal negocio de los destilados floreciente. Eclosionaron potentes destilerías-cabezas de puente en Canadá, Bermudas, Bahamas, Belice, Saint Pierre-et-Miquelon, así como una red de veloces corceles, los rum runners, listos las veinticuatro horas de cada día para brindar al castigado personal su imprescindible ración de alcohol empozoñado.

Así prosperó el Sindicato del Crimen en la llamada «Landsgang», (Chicago), ideado por Al Capone, armado hasta las endodoncias en su lujoso feudo blindado de Hawthorne Inn en Cicero (arrabales de Chicago). Su modus vivendi consistió en planificar sus fechorías, sorber su whisky predilecto, el Templeton Rye y anunciar com «furniture dealer» mediante unas irónicas tarjetas de visita. En la trastienda del crimen, al apodado Scarface (Caracortada), enemigo público número uno patrio, sólo le quedaba esperar las codiciadas cargas prohibidas para introducirlas en su tentacular red de speakeasies, burdeles, carnicerías y panaderías corruptas, hacer apabullante caja (1,000,000 millones de US$ de la época) de 161 bares clandestinos, 150 jackpots, incontables casinos y caso omiso de los insomnes Intouchables con medios casi nulos y caducos coches patéticos.

Después del sangriento San Valentine’s Day Massacre (una caja de whisky sirvió de anzuelo), «Big Al» vencido por la sífilis se fue a reposar una eternidad en el Mount Carmel Cemetery, rodeado de sus antiguos enemigos enviados ad patres por su panda. Un hampa renovado, llenando ese codiciado vacío de poder, devoró enseguida su fabuloso imperio.

En cuanto al whisky, sobrevivió a una segunda y sangriente contienda mundial, mediante cuatro pauperísimas destilerías irlandesas y una divinidad internacional, la Publicidad, que promovió universalmente el single malt de Glenfiddich y sus competidores yankees Jim Beam, Maker’s Mark y Buffalo Trace . El whisky de cuna incierta, rectificando su trayectoria menguante renació tal fénix dorado, en los vasos shooter de los milagrosamente resucitados zincs de posguerra.

Hoy nos prepara un sublime whisky sour on the rocks (receta IBA) José Ignacio Gómez Zamora, madrileño y barman en el selecto Embassy madrileño.

Nuestro amigo acaba de lucirse como subcampeón del Concurso de Coctelería 2008 Villa de Madrid, en su modalidad Jefe de Barra, con el coloreado Sunset, mix de creación propia, compuesto de aguardiente de caña de Brasil (Cachaçao), zumo de piña, azúcar líquido, lima de botella (Los Roses), drop de strawberry syrup y cuñita de piña como decorado.

En su currículo figuran los títulos de campeón madrileño del Trofeo Bacardi y perfecto Gin Tonic 2002, de Subcampeón de España de Gin Tonic 2003 y quinto de 2003 con cóctel de creación propia, el Madison (derivación del Manhattan, con Bourbón americano, Campari, Martini rojo y cáscara de naranja). Disfrutad de su arte exquisito visitándole en:

Embassy
Paseo de la Castellana, 12
Madrid
Teléfono: 91 435 94 80

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Autor

Marie José Martin Delic Karavelic

Marie José Martin Delic Karevelic, apasionada periodista culinaria autora del blog ‘Fogon’s Corner’ en Periodista Digital.

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