Las vacaciones, tiempo de sosiego, tienen que ser también un respiro para los sufridos responsables de los fogones familiares y no implicar más tiempo de permanencia en la cocina que el imprescindible. Unas de las soluciones rápidas y sabrosas son las ensaladas de pasta fría, realizadas en un santiamén y permitiendo aprovechar los restos de comida anteriores, como fiambres, pollo cocido, pescado o legumbres.
Hoy confeccionaremos una receta prv ista para 6 personas, que perfectamente puede variar sus ingredientes al gusto de los convites y del contenido de su despensa y nereva
Hervir medio kilo de pasta de su elección con poca sal, pasarla bajo el grifo de agua fría para que no se pegue, dejarla escurrirse y reservarla. Rallar 4 zanahorias, 2 nabos, pelar y laminar un pepino grande, un calabacín fresco, 6 huevos duros grandes. Desmigar 200 gr. de pescado blanco hervido, rociar con aceite de oliva virgen al gusto, agregar un chorito de salsa de soja, gotitas de limón, mahonesa y tabasco. Disponer la pasta en un gran cuenco, rocíar con el aliño, distribuir en cada plato, decorar con copitos de Parmiggiano Reggiano y degustar enseguida.
Con salsa de yogur aromatizada con curry, ese plato resulta la mar de dietético e igual de sabroso.
Cuentan las crónicas que la pasta pertenece al cotidiano gastronómico transalpino desde que el trotamundo Marco Polo la trajo desde los confines asíaticos y que los Chinos, sus genuinos inventores, la degustan desde hace más de tres milenios. Así lo recalca ampliamente el veneciano en su Libro de las Maravillas, aunque en Europa y especialmente en su país, Italia, hay constancia gráfica y escrita de su presencia entre mesa y mantel ya en el siglo III AJC. Demasiado tiempo, en Europa, fueron un manjar reservado a la aristocracia.