Seguro que conocéis la famosísima tarta Tatín, genial invento de dos hermanas francesas oriundas de Sologne (Departamento del Loir y Cher), quienes, distraídas, dieron la vuelta a la clasíca receta de tarta al horno y caramelizaron la fruta al revés. Fue un día maravilloso para los golosos universales y los paladares más refinados. Del bendito error nació un florón de la coquinaria que elevó ocurrencia y nombres de las damas a los altares de la gloria reposteril internacional. Gustó tanto que hasta hoy día el acaramelado postre incluso ostenta una distinguida «Cofradía» en la bonita localidad de Lamotte-Beuvron (http://lichonneux-de-tarte-tatin.over-blog.com/).
Hoy la degustaremos en versión salada, confeccionándola con un ingrediente asequible todo el año, de alegre cromática y alto sabor, el vitaminado tomate.
Proporciones: para cuatro personas. Precalentar su horno a 200º. Lavar, secar y cortar por la mitad 400 gr. de tomates en rama. Sacar su pulpa, reservarla para hacer por ejemplo una ensalada, salar ligeramente el interior de los tomates, darlos la vuelta y dejarlos escurrir completamente.
Untar una tartera con medio centímetro de mantequilla en pomada, verter un centímetro de azúcar moreno, un poco de vinagre balsámico y pimienta de Espeleta al gusto. Distribuir sus tomates escurridos encima, boca arriba y cocer a fuego manso hasta formación de un caramelo ligero. Retirar de la llama, cubrir el molde con 250 gr. de masa de hojaldre, recortar los bordes y hornear unos 15-20′ a 180º.
Desmolder dando la vuelta con guantes y precauciones para no quemarse, ya que podría quedar un poco de líquido, repartir flor de sal Maldón, pimienta y hojitas de albahaca al gusto. Consumir tibio, con una ensalada bien aliñada.