Con el otoño incipiente, regresamos a una receta deliciosamente «vintage«, con suplemento de encanto añadido y recuerdo del dulce paraíso infantil: el flan de sémola, ingrediente que interviene ricamente en multitud de platos y, entre ellos, capítulo postres, esa delicia abigarrada de cromática encantadora y alto poder nutritivo, ideal para aguantar a gusto la fresca atmósfera de ese bienvenido puente.
Las proporciones están previstas para seis personas y se hace calentando un litro y medio de leche desnatada con una ralladura de cítrico de su elección y una vaina de vainilla cortada transversalmente. Cuando hierve, bajar la llama, añadir 150 gr. de sémola de trigo mezclando con una cuchara de palo y cocer a fuego muy moderado. La cocción está terminada cuando la sémola se separa de los bordes de la cacerola al removerla (unos 15′-25′).
Al cabo de ese tiempo, añadir una cucharadita de mantequilla salada, 150 gr. de azúcar cristalizado, 100 gr. de uvas pasas hinchadas en ron, igual cantidad de frutas escarchadas al gusto, cortadas en daditos pequeños. Remover delicadamente, distribuir en pequeños moldes individuales caramelizados, refrigerar unas 4 horas.
En el momento de servir, desmoldar sobre platitos de porcelana blanca, rodear de una macedonia de frutas estacionales cortadas en trocitos diminutos, rociar con jarabe de arce, licor o sirope al gusto, coronar de Chantilly y degustar. ¡Sublime!
