Imprescindibles: el “Atelier de Anne Rozès” (Briscous, Francia)

Imprescindibles: el “Atelier de Anne Rozès” (Briscous, Francia)
EL TALLER ANNE ROZÈS Y SU ANFITRIÓN

El patrimonio alimentario del País Vasco francés es ingente. Inabarcable, adictivo y para buena prueba, una identitaria marca justamente celebrada, “Anne Rozès”. Un apellido de prestigio sinónimo de empresa familiar cuya historia gastronómica viene de lejos. Concretamente de “la Perla de Aquitania” (Burdeos), donde en 1855 el ancestro Ostende Rozès comercializaba ya un exitoso negocio de vinos finos en una tienda llevando su nombre. Con el transcurrir del tiempo y el esmerado trabajo de sus descendientes, llegamos a Philippe, que hizo sus pinitos en la tienda bordelesa y luego, emprendió su propia aventura gourmet con su esposa Anne. En 1970, abrieron su primera conservería en Lahonce, pueblo enclavado en el vecino territorio de Labort, cerca del río Adur. Medio siglo después y desplazado a diez kilómetros, concretamente a Briscous por carencia de espacio y éxito comercial, el “Atelier de Anne Rozès”, sueño sibarita de la pareja, sigue viento en popa, para el placer de los feligreses internacionales que vienen adquirir en tropeles sus deliciosos productos in situ y visitar la amplía fábrica donde se confeccionan.

Uno de sus hijos, Franck, asume con maestría la prestigiosa sucesión. Y para los que no pueden pisar dicho sanctasanctórum sito en un cuadro idílico sobre la mágica/bucólica ruta de Hasparren, está a un clic el recurso en línea de la “boutique” con sus sabrosas propuestas o en venta por las tiendas especializadas, grandes almacenes y ultramarinos del hexágono galo.

La oferta sobrepasa las más selectas expectativas de los picos finos, con su filarmonía de artesanales propuestas coloreadas atizando la dopamina. En puridad, resulta un sueño de “gourmand”, una caverna de Ali Baba y una visión de apetitosa belleza. Pasen, saliven y sacrifíquense gustosamente al más placentario de los pecados capitales: el quinto (la gula). Ahí, armoniosamente colocados sobre las estanterías conviven entre bocales, latas rutilantes o “coffrets”, un tentadora/multicolor pasarela de confituras, confits, patés, bloc de foie gras, rillons, rillettes, conservas de hortalizas al natural/cocinadas, boletus, colecciones de icónica pimienta de Ezpeleta (D.O.P.), axoa de ternera, lentejas con sus salchichas, raviolis, salchichas, callos, garbure, cassoulet, piperada vasca, grasa de pato, selección de vinos finos, zumo de manzana local y mieles de igual, quesos de oveja…

Punto y aparte resulta el deleitoso “Boudin noir de Christian Parra”, que ahí se fabrica/comercializa. La receta fundacional, adaptada, manó del difunto jefe bayonés epónimo, leyenda culinaria del terruño, ganador de dos estrellas Michelin, carismático formador de jóvenes talentos de los fogones en el Liceo Hostelero de Biarritz, especialista en salmón salvaje del Adur, delicada ventresca de atún y de esa morcilla negra que moldeó a todas las salsas de su original imaginación. La inspirada colaboración con la estética filosofía de “Anne Rozès” fue y sigue siendo un triunfo: tanto, que en 2006 su apuesta común recibió el deseado “Coq d’Or” de la “Guide des Gourmands d’Elisabeth de Meurville” .

Atelier Anne Rozès

Route Hasparren, Mendiko Borda

64240 Briscous Francia

Teléfono: +33 5 59 31 56 09

[email protected]

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Autor

Marie José Martin Delic Karavelic

Marie José Martin Delic Karevelic, apasionada periodista culinaria autora del blog ‘Fogon’s Corner’ en Periodista Digital.

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