Una estudiante con unas tetas como carretas y un culito de ensuño entra en el departamento y busca el despacho de su profesor. Tras observar que no hay en el pasillo, cierrala puerta.
– ‘Profesor, yo haría «cualquier cosa» por aprobar su asignatura. ¿Usted sabe, ¿verdad?.
El profesor, sentado en su escritorio, levanta la vista y se queda mirándola.
La jovencita se acerca seductora y repite:
– ‘Y cuando digo que haría «cualquier» cosa quiero decir «cualquier» cosa.
– ‘¿Cualquier, cualquier cosa?’
– ‘Cualquier cosa, profesor’
El profesor se incorpora, acerca su rostro a ella y le susurra muy suavemente en el oido:
– ‘¿Podrías estudiar?’.