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El sentido del humor cambia según los países. Y una muestra de ello fue lo que le pasó a Ronald Reagan durante un viaje oficial a Japón.
Durante una conferencia, suelta una broma. El traductor la transmite inmediatamente a la audiencia y el público nipón estalla en una risa fragorosa.
Reagan, terminada su intervención, quiere felicitar personalmente al traductor y le pregunta cómo ha hecho para interpretar tan bien el sentido de su chiste norteamericano a los japoneses.
Este, un tanto, incómodo, le contesta:
«Pero señor presidente, yo no he traducido nada. Simplemente les dije que había contado un chiste».
Pues a ver si este se adapta a la ‘sensibilidad’ de tu barrio:
EN LA CONSULTA DEL MEDICO
- Una vieja va al medico: «Doctor, doctor: tengo muchos gases; pero lo bueno es que no huelen, ni se escuchan; sino mire usted, me acabo de tirar como veinte y ni cuenta se ha dado».
El medico le receta un medicamento y le dice que en una semana regrese.
A la semana siguiente, entra la vieja a la consulta y dice: «Oiga doctor: ¿Qué me dio que ahora los gases huelen; y muy feo?»
El medico dice: «Muy bien, el problema de la sinusitis esta resuelto; ahora veremos los oídos».