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Probablemente los chistes sobre sexo, con sus cornudos, dobles sentidos, gatillazos y procacidades varias, son los que más gracia nos hacen.
Y eso quizá explique, como la risa tras el “tartazo” o el resbalón con la piel de plátano, que también sentido del humor y sexo comparten una cosa: la fragilidad de nuestra condición.
Y la manera, humorística y sexual, con la que podemos abordar el espanto que ella nos causa…
Si fuéramos inmortales e invencibles, no nos reiríamos de nada.
Y eso tendría muy poca gracia (especialmente porque, en ese hipotético caso de omnipotencia, tampoco tendríamos que follar con nadie).
TALLER MECÁNICO
- – Papa, Papa! Ayer salí con mi nuevo novio mecánico y es muy gracioso. Me dijo que tengo un chasis formidable y dos buenos amortiguadores, aparte de dos fabulosos parachoques.
El padre arruga el ceño y contesta:
– Dile a ese chaval, que si abre el capó y mide el aceite del motor… ¡le rompo el tubo de escape!