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El sentido del humor es una de las cualidades más valoradas, precisamente por su escasez.
Las personas que son capaces de bromear y de hacer reír son como un bálsamo para ellas y para los demás.
Sigmund Freud le otorgó a los chistes y a la risa un papel definitivo dentro de la teoría psicoanalítica.
Descubrió que a través de esos divertimentos cotidianos se expresa nítidamente el mundo inconsciente. De manera que, en aquello que nos causa gracia también se revelan nuestros deseos y sentimientos más profundos.
HOTEL
- Después de conducir muchas horas y ya tarde, llega el tipo a un hotel y pide habitación.
El encargado le dice que sólo le queda una cama en un cuarto compartido y advierte, muy profesional, que el actual ocupante es un cliente habitual, que ronca muy fuerte.
El recién llegado está tan agotado y tiene ya tantas ganas de acostarse, que responde sin titubear que no hay problema y decide compartir la habitación con el otro huésped.
A la mañana siguiente el encargado le pregunta si durmió bien.
– Perfectamente… ¡Muchas gracias!
– ¿Y el señor de los ronquidos?
– Mire, apenas entré en la habitación, le di un beso en la mejilla y una palmadita en la nalga. ¡¡¡Y se pasó toda la noche con los ojos abiertos y con el culo pegado a la pared!!!