A primera vista, el humor latinoamericano parece escaso.
A nadie se le ocurriría decir que América, o, por lo menos, eso que ahora llaman América Latina y que es sobre todo Hispanoamérica, es un continente de humoristas.
Es, al menos en apariencia, un mundo de gente ampulosa, retórica, declamatoria, violenta, susceptible, huachafa o cursi.
El humor supone reflexión, madurez, no tomarse demasiado en serio y la impresión, visto desde España, es que se trata de gente que se toma en serio en forma extrema.
Pero hay humoristas geniales.
Y chistes.
Este es un ejemplo.
EL DEL NOVIO
- -Mamá, te presento a mi nuevo novio. Se llama Pachacutec.
- -¿Y de donde es el mozo?
- -Peruano, de una civilización muy antigua.
- -¿La Inca?
- -Hasta el fondo, mamá, y tres veces al día.