(PD / Agencias).- Al igual que los bonos, las acciones y el arte, algunos vinos se revalorizan con el paso del tiempo. Si se conoce el sector, pueden constituir una apuesta segura para el inversor con ganas de diversificar sus activos. Los inexpertos pueden optar por un asesor para no equivocarse. Como la compañía londinense Antique Wine Company, que ha adquirido los vinos más selectos de la controvertida subasta de la bodega del ayuntamiento de París.
Esta semana se han puesto a la venta casi 5.000 botellas de lujoso vino, acumuladas en su mayor parte por Jacques Chirac cuando era alcalde de la ciudad.
Stephen Williams, director administrativo de Antique Wine Company, ha dicho:
«La venta de París fue de especial interés para nosotros porque aparte de que se vendieron caldos de grandes estados como Chateau Pétrus, Lafite Rothschild, y Chateau Margaux, por ejemplo, estos vinos han tenido un almacenamiento perfecto; París es la capital del vino, del país productor del lo más fino del mundo. Además, el hecho de que fueran adquiridos por el actual presidente les da valor. Se compraron con la intención de ser servidos a presidentes, reyes y otras personalidades como muestra de lo mejor que Francia puede ofrecer».
Pero además de la revalorización que puedan acumular estas inversiones, el vino tiene otra ventaja: está rico.
«Aunque mis clientes son muchos de los coleccionistas de vino más reconocidos internacionalmente, a menudo beben vinos de calidad, con amigos, de forma que la trayectoria de estas botellas es una buena anécdota para compartir en la cena, con la garantía de que el vino estará en perfectas condiciones «.
Al ser preguntado sobre si hubiera comprado cualquier caldo de la subasta, Williams ha contestado:
«Por desgracia, no. Parto de una estrategia de comprar sólo de la mejor cosecha, de las vendimias que disfrutan de las calidades más reconocidas internacionalmente y a precios sensatos. En algunos casos la puja era difícil y perdí algunos lotes, principalmente ante un pequeño grupo de China. Pero aseguré las botellas de Romanee Conti 1986, que era el vino de más valor de la venta (5.000 euros), y todas las Chateau Petrus, Chateau Lafite Rothschild, Chateau Margaux, Chateau Haut Brion y Mouton Rothchild que quería. Estoy muy satisfecho».
