Sandra Remón (Periodista Digital).- Si le gusta a usted lo tradicional, los paisajes de ensueño y el buen vino, no lo va a tener usted nada difícil. Basta con viajar hasta El Bierzo y visitar el Palacio de Prada en Canedo (León): un caserón antiguo totalmente rehabilitado y rodeado de viñedos en el que se pueden degustar las mejores empanadas y vinos y los mejores postres. El Bierzo le da además la posibilidad de tratar con estupendas gentes, y disfrutar de parajes tan especiales como Las Médulas.
Si de gastronomía se trata y visitamos León no podemos dejar de visitar la casa de Prada, porque si alguién entiende de vino en El Bierzo… ése es Jose Luis Prada:
En 1976 entramos en el mundo del vino. Lo hicimos sin prisas, con honradez, para ir adquiriendo poco a poco un nombre en esta complicada y hermosa cultura del vino. En 1988 nos embarcamos en un gran proyecto, comprando las tierras y el Palacio del Señorío de Canedo, para plantar allí las viñas y construir la Bodega de elaboración de nuestros caldos, y también aprovechar la bodega del propio Palacio para el envejecimiento de nuestros vinos de crianza y reserva.
En el año 1999 comenzamos la restauración del Palacio con la pretensión de ofertar a nuestros clientes un lugar donde catar nuetros vinos y probar nuestros productos.
Lo que estamos haciendo en el Palacio es algo de lo cual todos nos sentimos orgullosos en Prada A Tope. Hoy por hoy es otra visita obligada para quien quiera conocer El Bierzo y la verdad de sus vinos.
En el conjunto del Palacio de Canedo conseguimos plasmar de una manera real y fehaciente nuestra filosofía de actuación, al crear trabajo y riqueza bien entendida, conjugando lo estético y lo bello con lo práctico. Creo que esa es nuestra gran aportación para el futuro de nuestra Región.
Perdón por la falta de modestia pero ese es el camino… por el cual apostamos hace tiempo.
El conjunto del Palacio y la Bodega, con ser bueno y excepcional en sí mismo, se quedaría corto si además no tuviésemos viñedos para cosechar nuestras propias uvas.
Merece la pena ver desde lo alto de las viñas de San Martín y el Valetín todo El Bierzo; desde allí, se aprecia en todo su esplendor el potencial incalculable que esta tierra tiene.
Una cosa muy importante y de la cual presumimos es que todas nuestras viñas están plantadas a una altitud media de 600 metros sobre el nivel del mar. Sabíamos cuando las plantamos que el buen vino sale de las laderas de la montaña, protegidas del norte y siempre mirando al sur para aprovechar el sol desde que sale hasta que se pone.
Otra cosa que tuvimos siempre muy clara es que en las labores de nuestras viñas no debíamos usar herbicidas sino que debíamos y así lo hacemos, arar y excavar la tierra como siempre se hizo. Tratamos las enfermedades de la viña usando siempre productos de contacto (azufre, sulfato de cobre) y nunca productos sistémicos que al fin y a la postre contaminan la planta y la propia tierra.
Esto que ahora es casi una moda, fue y sigue siendo nuestro caballo de batalla en bien de un futuro digno para el medio en el que nos movemos.
En Canedo, en nuestra Bodega de elaboración se refleja también nuestra manera de hacer siempre las cosas. Aprovechamos al máximo la bondad y la peculiaridad de una materia prima tratada con cariño; poniendo todos los medios para ello. Quinientos mil litros de capacidad de cubas de acero inoxidable, sistema de refrigeración para realizar las fermentaciones en condiciones óptimas y sobre todo el saber hacer de nuestro equipo técnico que asume al cien por cien nuestra filosofía.
Para criar y envejecer nuestros vinos tenemos la bodega del Palacio, en la que ya en el año 1761 el Señor de Canedo D. Manuel Pimentel de Medina Cacho y Ponce de León cosechaba ciento setenta miedros de vino, medida que equivaldría a dos mil cincuenta cántaros de vino…
Ciertamente en este aspecto tampoco inventamos nada. Simplemente aprovechamos los conocimientos de antaño sobre el vino pero mejorándolos y adecuándolos a los adelantos que indefectiblemente se producen a lo largo del tiempo.
Si alguno de sus productos es conocido, ése es el vino Xamprada, que acompañado de los típicos entrantes como la cecina o el lacón, hace del comer un auténtico lujo, ya que es un vino de etiqueta que se elabora conforme al método tradicional, utilizando las variedades Chardonnay y Godello; el ensamblaje de éstas, da como resultado un vino original. Destaca en el Xamprada la alegría y la chispa que da el Godello, así como los aromas florales aportados por el Chardonnay.
De color dorado y brillante tienen una burbuja expresiva y fina que forma rosario lentamente. En nariz es limpio y sobre todo original. En la boca es sabroso y corpulento, y al toque dulce inicial le sigue un agradable recuerdo amargo.
Es un vino fresco juguetón que tiene toda la fuerza de un sorprendente vino de fiesta.
Una visita a Las Médulas para cerrar un día redondo
Un paraje sin igual y los resquicios de un lejano pasado que se actualiza en la mente de todo aquel que visite estas minas de oro que los romanos explotaron hasta dejar un paisaje, ante todo muy original: Las Médulas es un Paisaje Cultural, resultado de la intervención romana en un territorio a lo largo de dos siglos y de los cambios experimentados en ese territorio hasta la actualidad. Su importancia, sin embargo, va más allá de los monumentales restos de la minería de oro romana, ya que es el producto de los cambios históricos de todo tipo que esa explotación y dominación implicaron.
En diciembre de 1997 la inclusión de Las Médulas en la Lista del Patrimonio Mundial supuso, por primera vez en España, el reconocimiento internacional de un Paisaje Cultural.
Las Médulas son en la actualidad un Bien de Interés Cultural en cuanto que Zona Arqueológica (1996) y, como Espacio Natural, han sido recientemente declaradas Monumento Natural (2002). Pero ante todo Las Médulas son un Parque Cultural, una realidad dinámica en la que los elementos fósiles se articulan en un paisaje vivo, el del presente, conduciendo al visitante del territorio actual al territorio antiguo.
El Bierzo, es único.
