Licca-chan, es el icono de la «cultura de chicas» en Japón

Una exposición sobre Licca-chan, la versión nipona de la Barbie, celebra esta semana en Tokio la popularidad de la «cultura de chicas«, una corriente de moda en Japón que hace las delicias de las japonesas de 30 años en adelante.

A pesar de ser una exposición de muñecas y sus complementos, esa muestra recién inaugurada en el barrio de Ikebukuro está llena de madres que fotografían sin pausa los cientos de modelos de Licca, que desde 1967 ha evolucionado hasta en cuatro versiones.

La «Girlish Culture» (cultura de chicas) es una tendencia muy popular en Japón que tiene como uno de sus ingredientes la pasión por evocar la nostalgia de personajes de la infancia, al igual que otro de los grandes iconos nipones, la gatita «Hello Kitty«.

Por eso y a pesar del nombre femenino de la cultura, que viene de «girl» (chica), la muestra atrajo también a varios hombres treintañeros, que esperaron pacientemente para fotografiar los distintos modelos de Licca.

Licca-chan es una muñeca de once años que nació castaña, pero que, fiel a las modas cambiantes y a la evolución de las mujeres en Japón, se tiñó a pelirroja, morena y hasta rubia, además de ir cambiando progresivamente sus cortes de pelo, sus peinados y sus complementos.

En la exposición de 200 muñecas, con diferentes atuendos, también estaban presentes la familia y amigos de Licca-chan: su madre, Orie Kayama, su padre, Pierre Kayama, su hermana, Rie Kayama, su novio, Wataru, y su mejor amiga, Izumi.

Sus rasgos físicos, de ojos grandes con largas pestañas, son bastante occidentales. Puede ser debido a que el padre ficticio de la muñeca, Pierre, tiene nombre extranjero.

Sin embargo los promotores de la muestra aseguraron a Efe que el tamaño de los ojos de la muñeca es el mismo que el de los personajes japoneses de manga y anime (dibujos animados) y añadieron, con orgullo, que Licca-chan es cien por cien «Made in Japan».

Esta muñeca de 41 años, que nació doce años después que Barbie, tiene algunas cosas en común con su homóloga estadounidense, como el mítico descapotable rojo en el que Barbie paseaba con Ken por Malibú, similar al que Licca-chan se pasea con Wataru por Tokio.

Lo que no tiene en común con la llamada reina de las muñecas son las voluptuosas formas físicas, ya que Licca-chan, al más puro estilo japonés, es menuda y casi no tiene pecho.

La casa de juguetes Takara Tomy, al igual que hizo Sanrio con Hello Kitty, ha proporcionado todo tipo de información sobre la vida de Licca-chan, desde sus libros favoritos, como «Ana de las Tejas Verdes», hasta el personaje de dibujos animados que más le gusta, el japonés Doraemon.

En la muestra, inaugurada ayer y que permanecerá abierta al público en el centro Seibu hasta el día 29, se exponen cientos de modelos de Licca-chan, sus decorados portátiles y sus ediciones limitadas con vestidos de diseñadores japoneses de ropa joven.

En el primer día de la exposición, esta muñeca de la que se han vendido más de 53 millones de unidades desde su lanzamiento, recibió la visita de cientos de visitantes y se espera que la muestra sea todo un éxito, según aseguraron a Efe sus promotores.

Uno de los platos fuertes es el modelo «diamante» de Licca-chan que se fabricó con motivo del 35 aniversario de la muñeca, ataviada con un vestido de terciopelo granate adornado con 881 pequeños diamantes con base de platino.

Pero además, las visitantes pueden hacer realidad su sueño de parecerse a su ídolo de la infancia y fotografiarse con peinados y complementos clásicos de Licca gracias a un programa informático interactivo.

Como colofón de la exposición aparecen varias obras de arte inspiradas en la popularidad de Licca-chan y una tienda de recuerdos donde la popularidad de la «Girlish Culture» y el ánimo de consumismo serán las claves del éxito.

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