La Marca, Zapatos exclusivos personalizados

La Marca, Zapatos exclusivos personalizados


Quién sabe qué vieron en Chencho Mª Rosa Salvador (Dafnis) y Lorenzo Caprile que un día, hace años ya, le animaron a remover “ese gusanillo” que, sea cual sea el de cada uno, todos llevamos dentro y en cuya lateralización y puesta en práctica disfrutamos. Hay quienes lo llaman hobby. Si las cosas son realmente así su hobby tiene nombre: Calzado, y apellido: Femenino.

Aquellos estímulos le hicieron indagar en el mercado en que trabaja – básicamente Madrid- la situación de las demandas “específicas” de quienes habitual o circunstancialmente necesitan cubrir una necesidad cuando el mercado carece del producto para atenderla en ese momento. Desolador. Los magníficos profesionales que aun quedaban se habían refugiado en sus glorias pasadas. Patrones, hormas, tacones, etc. aun en uso en muchos talleres acumulaban “canas” y el resultado de su utilización daba lugar a magnificos zapatos, pero también “canosos”.Lástima.

Se dió cuenta de que sus dos “embaucadores” estaban en lo cierto. La situación del mercado no solo lo permitía sino que lo demandaba. Las ideas las tenía, el taller lo encontró (un milagro, teniendo en cuenta el árido paisaje de los oficios y las artes aplicadas en España) y solo faltaba ponerse “manos a la obra”. De esto hace ya diez años…

Ensayó con su hermana un probador y salió bien, así que le encargó un par de zapatos de vestir para un acto de día en Londres, no muy altos y, para complicarle la vida habrían de ser “de cocodrilo rosa pálido. Primero: ¡Caray!, pero luego:¡Eureka!, ¡Salieron bien!, y se los pagó.

Después, un sin parar. Cuando ves la cara de ilusión a la hora de una entrega se vuelve a remover “aquel gusanillo”, ahora de la mano de la satisfacción.

No existe una colección. No existen las temporadas. No hay más punto de partida que una charla en la que la clienta me expresa su necesidad, las carencias del mercado y su gusto personal por el encargo que se pretende llevar a cabo. Es a partir de esa información que “construyo”, en mi mente primero y luego sobre el papel, unas propuestas que someto a la aprobación de quien las ha de portar en sus pies una vez convertidas en zapatos. Lo que sí existe es la ilusión.

Pieles, colores, tejidos, cintas, ornamentos, bordados y un sin fín de elementos de óptima calidad se combinan para crear cada pieza. Las expertas manos artesanas dan luego forma a esa idea que nunca se repite igual y que transforma cada par en una pieza única. Mis clientas les llaman “zapatos couture”, y así me honran.

Sí, los zapatos son su hobby

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