París sólo hay una…
El emblema resplandeciente del estilo y del amor, la ciudad en la que todo es posible…
En 1983, Yves Saint Laurent, el modisto francés de renombre internacional, rinde homenaje a la ciudad con un perfume. Una historia de amor única capturada en un frasco… Un perfume a la altura de una capital…
Paris d’Yves Saint Laurent.
Con Paris d’Yves Saint Laurent las rosas fluyen por el Sena.
En sus colecciones, Yves Saint Laurent posee el don único de convertir miles de rosas en una rosa única. En Paris d’Yves Saint Laurent, la rosa Centifolia, la más elegante de su género, se convierte en su musa.
En 2011, una nueva edición limitada atrae la curiosidad y aporta un nuevo aire a Paris d’Yves Saint Laurent. En la estela de las Premières Roses se dibujan unos pétalos burbujeantes que poseen la frescura de una gota de rocío en primavera. La firma humedece su pluma en el frescor de los pétalos recién abiertos, en la sensualidad del aire o de un suspiro que se posa suavemente sobre la piel.
Una oda a las rosas claras
Premières Roses representa el resplandor de una elegante primavera, cuando las rosas florecen y poseen la ligereza de las promesas surgidas de unos labios. La rosa Centifolia se abre delicadamente y resplandece, permitiendo que nazca una nueva armonía de tonos cristalinos.
Las delicadas notas de lirio de los valles aportan unos acordes florales verdes, transparentes y repletos de frescor. La luminosidad de la flor de azahar, la rosa mosqueta y la peonía brilla a través de las notas aterciopeladas de la traviesa violeta. Los almizcles despliegan sus notas empolvadas y táctiles bajo la caricia del sándalo, que aporta toda su intensidad y sensualidad a esta rosa de primavera.
Esbozos exquisitos
El famoso frasco tallado se viste con un rosa en degradado que deja ver, en su transparencia, la burbujeante y luminosa fragancia.
El envase luce unos exquisitos esbozos. Salpicadas como en un cielo de flores, las rosas, rápidamente dibujadas, evocan en filigrana el talento del diseñador, capaz de convertir un simple esbozo en una obra de arte. Cada trazo, inspirado en el tacto aterciopelado de los pétalos de rosa, se transforma en latidos impulsados por la elegancia de esta flor.