Las joyas de colores de Loulou de La Falaise

Las joyas de colores de Loulou de La Falaise
Vista del Jardín Botánico

He empezado el año con buen pie. En uno de los lugares del mundo que me apasionan: el Jardin Majorelle de Marraquech, donde vivió el gran Yves Saint Laurent. Cómo me gusta seguir las huellas de Saint Laurent y de su universo exquisito.

Hace unos meses, en Madrid, me quedé fascinada con la exposición retrospectiva que le dedica la Fundación Mapfre en el Paseo de Recoletos -si no la habéis visto, estais a tiempo, termina el 8 de enero- y la visita al Jardin Majorelle de Marraquech ha sido la continuación de esta ruta tras los pasos del gran maestro. Qué idea tan afortunada tuvieron Saint Laurent y Pierre Bergé comprando la casa y el jardín al que el pintor Jacques Majorelle dedicó toda su vida. Un paraíso de color y bienestar, un ricón marroquí con sabor francés, apartado del mundanal ruido, que estaba a punto de desaparecer si ellos no lo hubieran rescatado convirtiéndolo en el lugar de culto que es hoy.

Cuando vengo a Marruecos no pierdo mi costumbre de comprar el Hola marroquí, que es tan fabuloso como el español. Pasando páginas me encontré con que la última colección de joyas de Loulou de la Falaise podía verse en la boutique del Jardin Majorelle. El día era espléndido en la ciudad de la Mamounia. El cielo azul hacía juego con los azules constantes del Jardin Majorelle. Ese tipo de azul que te hace ver la vida «color de rosa», ¿sirve este ejemplo?, porque te llena de optimismo y de energía positiva.

Loulou de la Falaise es uno de esos personajes con una vida de novela que inspiraron a Yves Saint Laurent a lo largo de su obra creativa. Dicen que fue bautizada con perfume de Schiaparelli, en vez de con agua bendita. Loulou, hija de aristócrata y de modelo murió hace muy pocos meses- noviembre de 2011- pero sus joyas y su bisutería tienen esa energía inmortal de las personas especiales.

Siempre guapa, diferente y mágica, la personalidad de Loulou está en sus joyas inspiradas en los palacios abassidas: brazaletes y enormes collares de colores, gargantillas y diademas que se debaten entre lo chic y lo hippy pero con un sello de originalidad propio de una dama como Loulou.

Las piezas más bonitas son también las más caras- sobre 2000 euros- y, aunque no sea un precio al alcance de la mano, merece la pena verlas para trasladarse al mundo de creatividad de Saint Laurent y sus musas: Loulou de la Falaise y Catherine Deneuve, entre ellas. Mujeres aparentemente inalcanzables pero que jugaron un importante papel en la vida del frágil y genial Yves Saint Laurent, revolucionario de la moda y rompedor.

Un hombre enamorado del espíritu de Marruecos y de sus colores, que se dejó inspirar por todo lo bello que existe en el planeta, aunque solamente fuera a través de libros, pinturas o películas, porque a pesar de que sus ropas nos hablan de culturas remotas, de viajes y exotismo, Saint Laurent odiaba viajar y apenas visitó más que Francia y Marraquech.

El jardín Majorelle fue su refugio, sobre todo en los años 90.

Por eso, desde estas líneas vuelvo a dar las gracias al maestro Saint Laurent, no sólo por sus saharianas, su esmokin para la mujer, su lucha por democratizar la moda, por combinar la comodidad y la fantasía, sino por este jardín Majorelle donde estuvo retirado y donde a veces, en algunos rincones, el perfume de las rosas de Marraquech se mezcla con el inconfundible «Rive Gauche» que tanto amo.

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Autor

Brígida Gallego-Coin

Brigida Gallego-Coin, licenciada en Ciencias de la Información, estudió Piano y Arte Dramático y escribe novelas, sobre algo tan importante y necesario como es nuestra Historia.

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