SALUD Y BELLEZA

Operación bikini: esa dieta que estás haciendo es un atentado contra tu salud

Las dietas restrictivas, sin piedad, pueden afectar gravemente a nuestro organismo

Hay que comer de todo, de calidad, beber agua de la buena, dormir bien, relajarse, practicar ejercicio o caminar, reírse mucho e intentar ser feliz

En breve empieza la llamada Operación Bikini, consistente en dietas restrictivas sin piedad para conseguir perder los kilos de más en algunos casos arrastrados por las comilonas navideñas y el sedentarismo.

Si uno de tus propósitos es la noble tarea de adquirir buenos hábitos alimenticios y costumbres saludables, te felicito.

Es el mejor regalo que te puedes hacer. Sin embargo, la mayoría de nosotros -que levante la mano quien no lo ha hecho nunca- se embarca en la cruzada de perder «esos kilitos de más» antes de verano y para ello se somete a unas dietas rarísimas y súper estrictas, que a largo plazo no hacen sino agredir nuestro organismo, añadirnos más ansiedad provocando en nosotros el efecto rebote; más kilos, debido, entre otros factores, a la hormona cortisol.

Y para colmo de males, tras todo ese esfuerzo, al final, presentamos un aspecto mustio y en ocasiones hasta envejecido.


La dieta de la salud es la mejor dieta para nuestro organismo.

Nos tenemos que cuidar, sí ya sé que esta frase la hemos oído mil veces, pero es que no hay mejor dieta que la dieta de la salud. Tenemos que comer equilibrado, hacer algo de deporte y descansar.

Comer equilibrado ¿qué significa eso? Significa ir eliminando de nuestra dieta, poco a poco, los alimentos que sabemos no nos resultan beneficiosos e ir incorporando alimentos muy saludables para nuestro organismo.

Es decir, comer frutas y verduras de temporada y cultivadas cerca de nuestro lugar de residencia al menos tres veces al día, beber agua de calidad, eliminar los embutidos y apostar por el pescado en lugar de la carne.


El agua es un componente básisco de la dieta sana.

Quitarse los kilos acumulados durante la Navidad es una noble tarea, que si está bien llevada puede ser beneficiosa para el organismo. El problema viene cuando para ello nos embarcamos en dietas restrictivas y peligrosas.

No quiero citar nombres, pero hay una dieta que se ha puesto de moda que prohíbe los cereales -con el consiguiente déficit de vitaminas del grupo B- influyendo en nuestro estado de ánimo. Hay otra en la que aumentas de manera exponencial el consumo de proteína. Adelgaza, sí, pero acidifica nuestro ph interno y hace que presentemos un aspecto envejecido y sobresatura nuestros órganos para descomponer tanta proteína en aminoácidos.

Lo más heavy que está llegando es la dieta del aire. Sí como suena. Reducen a la mínima expresión la ingesta de comida promoviendo así comportamietos anoréxicos.
Y así podríamos seguir hablando de dietas peligrosas durante horas.


El ejercicio físico contribuye a nuestra salud.

 

Lo más recomendable es ponerse en manos de un especialista o de la sabiduría popular de las abuelas. Es decir, no comer nada que tu abuela no reconozca, como por ejemplo margarinas con sabor a mantequilla, con omega 3 y bajas en grasa…

Hay que comer de todo, de calidad, beber agua de la buena, dormir bien, relajarse, practicar ejercicio o caminar -pasear con los niños, el perro o con los dos…-, reírse mucho e intentar ser feliz.

Esta es la fórmula de vida que el Doctor Letamendi aplicaba ya en el siglo XIX:

«Vida honesta y ordenada
usar de pocos remedios
y poner todos los medios
de no apurarse por nada.
la comida moderadas,
ejercicio y diversión,
no tener nunca aprensión,
salir al campo algún rato;
poco encierro,mucho trato
y continua ocupación».

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