Va literalmente desnuda de cintura para abajo, pero ese detalle para desapercibido a los viandantes por una ilusión óptica: la chica lleva pintados en la piel unos pantalones vaqueros.
El desafío era simple: la gente en su trajín diario ¿se daría cuenta que una modelo se está paseando semidesnuda a su lado y que tiene un jean pintado de la cintura para abajo?
La respuesta fue una sorpresa.
Sucedió en Francia: una modelo identificada como Marie camina por las calles de Lille, Francia.
De la cintura para arriba, todo normal. Pero de la cintura para abajo: solo body painting en lugar de un jeans y una muy ajustada tanga.
Es cierto que muchos de los caminantes miran bastante fijo a Marie, pero se acerca más a la conducta maleducada cotidiana que debe sufrir cualquier mujer antes que a la real sorpresa de ver a una modelo en paños menores en plena peatonal.
Los defensores a ultranza del body painting, que los hay y a montones, sostienen es una de las formas de arte más antiguas y originales.
Los celtas, los romanos y los indios utilizaban este método, en la actualidad, los aborígenes del Amazonas y de Australia lo siguen usando.
Cierto que, mucho antes de que el hombre alzase su mano para pintar sobre las paredes lo que le rodeaba, ya decoraba su cuerpo con pinturas y pigmentos.
Se trataba de la primera forma de afirmar su identidad, de diferenciarse del grupo, una forma anterior a los objetos y las ropas.
La pintura corporal fue también una seña de identidad, que indicaba la pertenencia a un grupo o una tribu, algo que podemos aún ver entre las civilizaciones indígenas de muchos continentes. Los colores, las formas, definieron también los rangos sociales y las relaciones jerárquicas en una comunidad.
Por supuesto, y como lo es hoy, la pintura sirvió para embellecer los cuerpos, para resaltar los atributos de los individuos, para disimular los aspectos menos agraciados y para ornamentar los cuerpos. Una moda que evolucionó de diferentes modos en cada sociedad y cultura.
Podría decirse que el maquillaje es una herencia de esta práctica, pero la pintura corporal es mucho más que eso: es, sobre todo, provocación.