Evo Morales acaba de ser proclamado como máxima Autoridad Indígena en una ceremonia realizada en el precolombino santuario de Tiwanaku, acto dirigido por Sacerdotes de las diferentes étnias venidas de todos los confines de Bolivia. Ahora tiene el Báculo del Poder que simboliza el comienzo de una nueva era en el país andino.
Pero la pregunta es ¿logrará Evo Morales, el ex lider cocalero unir a un país fracturado ( recuérdese que la región de Santa Cruz, al igual que sucede en España quiere independizarse) y con visos de no querer llegar a una concertación nacional así de simple?.
Bolivia, al igual que muchos países iberoamericanos, «sufre» el grave problema – y es histórico- de que siempre ha sido gobernado por la raza blanca, los potentados, los ricos, cuatro familias, los intereses creados, los grupos de poder, fulanito o venganito puestos como títeres por el «Tío Sam» y Cia.
Es la primera vez que va a gobernar (¿le dejarán?) un auténtico indio. Y digo auténtico por la sencilla razón de que en épocas de elecciones suele darse que a los candidatos al poder no les queda más remedio que mezclarse con la indiada y tras acabar los mitines, paseos por los poblados y villas miserias llegan a casita con los deberes cumplidos y luego se pegan una ducha para no oler a indio.
Va a gobernar un indio auténtico y éso no se lo perdonan. No se lo van a perdonar. Algo sucederá. Evo no va a tener un camino de rosas.
Otro indio, pero aburguesado -léase Alejandro Toledo, presidente del Perú-también llegó a la presidencia. Incluso realizó un ceremonial-paripé en la mismísima Ciudad Perdida de los Incas, Machu Pcchu. Invocó a los Apus a que le bendijeran en el tortuoso camino de sacar al Perú adelante. Hoy en día se va con la reprobación general del país y con un porcentaje rídiculo en intención de votos. Con decir que nadie quiere ser candidato por su partido. Pero, ojo, aunque parezca mentira la inflación no se ha disparado y la economía no está resentida. Crece mínimamente, pero crece. En otros tiempos ésto era impensable.
Evo ya tiene el Báculo, y ahora sólo de él depende y en parte, de la Comunidad Internacional de que Bolivia salga adelante. Bueno, y también de Repsol YPF y multinacionales que lo invitan a comer sin importarles un carajo su jersey ( léase «chompa», en Bolivia). Lo que importa aquí son los negocios. Si no hubiera gas o petróleo en Bolivia quizá al bueno de Evo no le hubieran dejado pasar el control de pasaportes de Barajas y menos con ese jersey o chompa.
Evo, ahora tienes el báculo, gobierna y saca a Bolivia adelante.
