Liberan a joven gallega

Y se acabó la pesadilla. ¡Por fin! Parece que las autoridades mexicanas han rectificado y se han «dado cuenta» ( que ya lo sabían) que la joven gallega era inocente. Pero, ojo, muchas Anamarías(os) han habido no solo en México sino en otros países de Latinoamérica. Las mafias no sólo se encuentran en las organizaciones delictivas, sino también en algunos elementos de los cuerpos de seguridad de ciertos países.

Supongamos que hay juicio contra Ana María y el juez llama a declarar a los dos agentes -que por cierto léase este texto recogido de los medios de información- se contradicen (!):

Alcocer, abogado defensor de Ana María Ríos Bemposta, indicó a la prensa que en el careo de este viernes un efectivo de la Policía Federal Preventiva (PFP) dijo haber hallado de manera accidental una bala mientras que otra agente de seguridad del aeropuerto, la que maneja el equipo de rayos X, dijo que fue ella quien la encontró.
Otro asunto extraño, según la defensa, es que los agentes dicen haber hallado la bala de manera accidental, que se cayó cuando revisaban el equipaje.
Pero la defensa argumenta que si las demás balas estaban supuestamente en un compartimento sellado por qué una se cayó. «Alguien está mintiendo», dijo Alcocer a la prensa.

Bueno, bajo juramento, ¿ quién está diciendo la verdad?. Es obvio que alguien está mintiendo. Y eso es ya un delito. Aquí hay gato encerrado. Desde ya se puede ver que este sería un juicio viciado.

Y quizá es por ahí por donde deberían empezar a investigar las autoridades mexicanas. La actitud de los agentes de por sí es ya muy sospechosa. Es sabido que hay mafias en México y en muchas partes del mundo. Pero cebarse con una persona que está de Luna de miel, que se está gastando sus euros – los cuales revierten en trabajo directo e indirecto de los trabajadores de turismo- es comportarse como unos auténticos miserables.

Hace varios años, durante la siniestra dictadura de Fujimori – Montesinos, viajé a Lima
( esta nefasta experiencia ya la publiqué en esta sección) y tras una estancia placentera por poco me meto en un lio de los mil demonios. Resulta que tras sortear los controles de pasaportes, aduanas, etc, apareció un nuevo control «fantasma», diría yo.

Dos policías me solicitan el pasaporte. Tras revisarlo me dicen: «este pasaporte está viejo, con él no puede salir del país». En ese momento uno se queda en blanco e incrédulo no atina a reaccionar. Tras explicarles que con este pasaporte he pasado la aduana, el control de pasaportes, he pagado el impuesto de salida, etc, los dos policías se miran y me dicen tan campantes: » Bueno, si es que colaboras con algo para el personal puedes viajar».

En ese momento uno no puede hacer nada. Claro que puedes poner una denuncia contra ellos, pero es tu palabra contra la de los agentes. Incluso te pueden meter coca en la maleta y pueden decir que te «la han encontrado en tu equipaje». Pueden pasar mil cosas, pero siempre en contra de uno.

Esta práctica se da en Latinoamérica, aunque sean casos aislados. Pero se dan. Y si quieren pruebas podéis ir al aeropuerto de Barajas y veréis que todos los latinoamericanos que viajan a sus respectivos países optan por forrar sus equipajes con cinta plástica. Y lo hacen no sólo para evitar que les puedan robar en los aeropuertos en los cuales hagan escala, sino para evitar casos como el que le ha ocurrido a la joven gallega.

En mi caso tuve que soltarles dinero a los impresentables agentes del orden. Me vi entre la espada y la pared y mi situación iba a empeorar. Era cuestión de tiempo. Ellos siempre ganan, y se tapan los unos a los otros.

Con esto no quiero decir que pase todos los días, pero de que pasa pasa. Sólo hay que estar mosca y estar atento al equipaje y a tus movimientos.

Me alego de la liberación total de la joven gallega.

Ana María, si hay juicio «no vuelvas»

Allí ha habido un montaje para desviar la atención. Esta vez te ha tocado a ti, mañana o pasado le tocará a otro si es que la justicia mexicana no pone fin a esta serie de atropellos mafiosos no sólo por parte del crimen organizado, sino de sus propios agentes del orden.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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