La pregunta que Clinton no escuchó

La pregunta que Clinton no escuchó

(Eduardo González Viaña, desde Salem, EE.UU).-“Presidente Clinton: Soy un votante latino. Estoy preocupado por los inmigrantes latinos. Gracias a ellos, este país tiene alimentos baratos. Ellos pagan sus impuestos y aportan puntualmente cada mes al Seguro Social, pero no reciben ninguno de los beneficios del mismo.
En Oregon, como en otros estados, se les ha cancelado su licencia de conducir, lo cual quiere decir que han perdido su identidad como seres humanos y que tendrán que ir caminando a su trabajo. Además, están sometidos a persecución y a humillaciones abominables.En estas circunstancias, ofrézcanos, por favor, una buena razón para votar por la Señora Clinton.”

En campaña por su esposa, el ex presidente acaba de llegar a Western Oregon University, donde soy catedrático, y yo quería hacerle esa pregunta.

Se lo dije por email y personalmente a los organizadores, pero me respondieron que aquello no era un “Town Hall”, un foro libre de preguntas y respuestas. Me entrevistaron entonces los periodistas y repetí ante ellos lo que quería saber.

En forma sutil, la respuesta llegaría después en el propio discurso. En más de una hora de melodiosa perorata, el ex presidente no se refirió ni una sola vez a la inmigración, un tema que junto al de la guerra son lo que a todos nos importan. Tampoco habló de la carnicería en Irak, la cual ya no tiene plazo final en la campaña de su esposa.

Más bien, se quejó de que “un catedrático de Oregon lo estaba acusando de practicar la vieja política.”

No debo ser yo ese catedrático porque no he acusado a nadie en toda mi vida. Pero tengo una buena razón para creer que el ex presidente y toda la campaña de su esposa están contaminados de la peor forma de la política. En prueba de ello, fijémonos exactamente en lo que SI dijo.
Expresó que la estrategia de su campaña consiste en dirigirse a la “(Norte) América rural”. Aseguró que los condados de Oregon son, en su mayoría, rurales, y que lo que pasa aquí es lo que le importa al país.

Añadió que esa estrategia les había dado el triunfo en el estado de Pennsilvania.
En vista de las reiteradas victorias del candidato Obama, la campaña clintoniana estuvo centralmente dirigida a los votantes rurales. Ellos son lo que aquí se llama “red necks” (cuellos rojos) por su raza blanca, su trabajo bajo el sol y su carencia de educación elemental. En esas circunstancias y debido al empobrecimiento de este país, esas personas – en contraste con las de las ciudades- suelen ser en su mayoría conservadoras y racistas.
Quiere decir que ante la hecatombe, bueno es cualquier recurso. ¡Vieja política!.

Según las encuestas, fueron los red necks, y, en general, la gente con menor grado de educación –por visceral racismo- quienes le dieron el triunfo a la precandidata blanca sobre el precandidato de raza negra. Eso es lo que se pretende hacer en Oregon.

La señora Clinton se unió al candidato republicano John McCain en el intento de ridiculizar al pastor de Obama, el Reverendo Jeremiah Wright, quien es el orador más elocuente y moral de este país. Además, junto al conservador McCain, condenó a Obama por usar una interpretación de la sociedad tomando en cuenta la clase social y el ingreso económico. Para la señora, las únicas formas aceptables de estudiar la sociedad son el género, la etnia y la orientación sexual. Aparentemente, para ella, no hay pobres aquí.

A quienes siguen el proceso eleccionario desde fuera del país, es necesario contarles que aquí, en Oregon, se va a decidir el 20 de mayo, quién será el candidato de los demócratas. Por una acumulación de hechos fortuitos, el empate técnico de los aspirantes debe romperse en este estado del Lejano Oeste.

Lo que olvidó el Sr. Clinton es que los votantes de Oregon no son precisamente red necks. Se cuentan entre los más liberales del país. Aquí, por ejemplo, antes que en el resto del planeta, se aprobó por plebiscito hace 15 años el Acta de Morir con Dignidad, y se han desechado una gran cantidad de propuestas conservadoras. Aquí la mayor parte de la gente es educada y sabe que, aparte de los indios, en este país todos somos inmigrantes.

Algo más, los latinos que votan son tantos que pueden decidir la elección en el estado que va a decidir la candidatura del futuro presidente de los Estados Unidos.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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