Manuell Rosales: «Me iban a matar en Venezuela»

Manuell Rosales: "Me iban a matar en Venezuela"

(Alex Mac kenzie).- En declaraciones exclusivas al diario «El Comercio» de Lima, el líder opositor y actual alcalde de Maracaibo, Manuel Rosales, denunció la persecusión política del gobierno de Hugo Chávez. incluso acusó al mandatario venezolano de intentar matarlo «Me andaban buscando grupos de policías, con los cubanos que siempre andan con estas fuerzas» señala Rosales quien se encuentra en un lugar desconocido de Lima a la espera de que le gobierno peruano le conceda asilo político. Y aunque parezca mentira el «Gorila Rojo» no ha dicho ni pío.

El Comercio de Lima entrevista a Manuel Rosales

Por: Carlos Novoa Poco antes del mediodía llegamos a un café en San Isidro. De acuerdo con las indicaciones de nuestra fuente, un contacto nos conducirá hasta Manuel Rosales, el máximo líder de la oposición venezolana, quien llegó a Lima en busca del asilo político.

Luego de unas cuantas vueltas y llamadas, arribamos a un punto en Barranco. Aquí esperamos un tiempo hasta que advertimos movimiento de gente. Manuel Rosales ha llegado impecablemente vestido con un terno azul marino y una corbata amarilla con puntos oscuros. Intenta transmitir seguridad, pero el ajetreo de las últimas horas le pasa factura.

Se acomoda en un escritorio, mira unos papeles, suda, mueve las manos nerviosamente y empieza a responder con el aplomo característico de un político ducho. Sin embargo, al hablarle de su familia, se desarma sin querer y asoma una dimensión humana que casi lo quiebra. Habla de todo un poco mientras el sudor recorre su rostro. Tal vez Lima no sea Maracaibo, la ciudad de la cual es alcalde, pero igual se acalora.

¿Qué lo motivó a tomar la decisión de salir de su país y buscar asilo político?
– Viví en los últimos días en Venezuela una situación peligrosa y delicada a propósito de una cacería que se desató en mi contra por razones eminentemente políticas, aun cuando quieran disfrazar las cosas y decir que yo cometí irregularidades durante mi gestión como gobernador del estado de Zulia.

¿Y no las cometió?
En el 2000 fui elegido gobernador del estado de Zulia y Hugo Chávez fue elegido presidente de la República; desde ese momento se inició una persecución en mi contra. Poco antes de las elecciones regionales del 31 de octubre del 2004, el Gobierno se da cuenta de que estoy ganando el proceso y los dirigentes oficialistas montan un show y lanzan una serie de denuncias en mi contra, sobre supuestas propiedades, dinero, etc.

Se habla de un desbalance patrimonial…
– Le explico. Gano las elecciones en el estado de Zulia y empiezo a trabajar. Mientras, sigue la investigación en mi contra que dura un año y 5 meses y el 18 de enero del 2006 la fiscalía decreta el archivo; es decir, se cierra el caso porque no se encuentra nada en mi contra. Para las elecciones del 2008, cuando postulo a la alcaldía de Maracaibo, capital de Zulia, y los oficialistas ven que voy a ganar en el estado más grande e importante, reabren el juicio sobre algo que ya era cosa juzgada. Pretenden inhabilitarme y un informe de contraloría dice que hay un desbalance en mi patrimonio y que no justifico: 147 mil bolívares, que al cambio son unos 23 mil dólares, en un período de tres años.

¿Cómo justifica el desbalance patrimonial?
– Tengo unas tierras en Zulia, cuyo primer lote compré en 1975 y al día de hoy son 318 hectáreas. Además, desde 1975 tengo el registro del hierro con el que se marca el ganado y he desarrollado una actividad de compra y venta de ganado, no a gran dimensión porque no he podido, por dedicarme a la política. Entonces, esos 23 mil dólares son ingresos que he obtenido en tres años por mi actividad agropecuaria y todo lo he registrado y he pagado impuestos. Pero los que me investigan no quieren reconocer esos documentos. Declaré esos pagos y pagué impuestos, pero de una manera arbitraria dicen que yo no pagué impuestos, todo es una argucia para inhabilitarme.

¿En qué momento decide dejar su país?
– El 27 de marzo último fui a un programa en el canal Globovisión y cuando termina la entrevista me dicen que Globovisión está cercado de agentes de la policía política, la policía militar y todos los carros eran revisados porque me estaban buscando. Logré escaparme. Había tres vehículos: uno era el mío, otro de mi escolta y un tercero con dirigentes que siempre me acompañan. Despistamos a los policías. Dimos instrucción de que esa caravana saliera velozmente y los policías los siguieron, yo aproveché para salir con el diputado Ismael García. Esto no lo sabe nadie, recién lo estoy revelando. Me resguardé en una casa de familia y empezamos a averiguar. Fíjese lo sospechoso. No había orden del tribunal ni orden en la fiscalía, pero me andaban buscando grupos de policías, con los cubanos que siempre andan con estas fuerzas. Esto ocurrió durante días, registraban el hotel donde me hospedaba, me buscaban en aeropuertos, y tenía la sospecha de que podía haber algo malo porque no había una orden normal. En esos días hubo intercambio de disparos entre mi escolta y ellos. Entonces, con mis compañeros políticos, decidimos que saliera del país porque el cerco era muy fuerte.

¿Si asistía a la audiencia programada este último lunes cree que iba preso?
– Pensaba ir a la audiencia del lunes 20 de abril, pero se filtró la sentencia que tenían preparada. Me iban a meter preso, me iban a enviar a una cárcel que se llama La Planta, que tiene unas condiciones inhumanas. Hay celdas para 3 o 5 personas y hay 20 reclusos. Querían recluirme allí simplemente para que me mataran. Salgo de Venezuela para proteger mi integridad física, porque me podían matar y después decir que me enfrenté a ellos, o podían decir que estaba huyendo por la frontera y ponerme al escarnio público, esposándome, vejándome… Salvé mi vida.

¿Por qué escogió el Perú?
– Porque el Perú tiene una tradición, ha sido un forjador, baluarte de los derechos humanos, de los derechos políticos y del asilo. Había leído algo referido al asilo donde aparece Javier Valle Riestra y por eso lo buscamos a él como asesor y abogado. Vinimos al Perú porque creemos en las instituciones. Este no es un problema del Perú; no es un problema de partidos políticos, ni del Gobierno del Perú, ni del Parlamento del Perú, ni de la justicia del Perú. Este es un problema de derechos políticos y de derechos humanos.

¿Salir de Venezuela, no enfrentar la justicia y buscar asilo lo anula políticamente?
– No, porque tengo un gran apoyo en Venezuela. Por el contrario, hubo una gran algarabía en el país cuando supieron que yo había salvado mi vida.

¿Qué le diría a sus detractores en el Gobierno y a quienes lo criticaron por no dar la cara?
– Que se cuiden. La historia demuestra que todos esos autócratas, militares y gente de pensamiento militarista y totalitario terminan arremetiendo contra su círculo más cercano. No quiero hablar mucho de política venezolana porque hoy [ayer] tuve una alocución para Venezuela, pero la tomaron aquí y se pudo ver como una intromisión mía haciendo política. La idea era hablarle a Venezuela. No he venido a hacer política en el Perú, ni pienso perturbar las relaciones entre Venezuela y el Perú.

Hubo una llamada de atención del canciller peruano…
– Lamento lo que ocurrió, lo hice con toda la discreción del caso. Era una alocución para Venezuela, alquilamos un estudio, no dijimos nada. Los periodistas tienen que cumplir su trabajo, pero no fue mi intención molestar.

¿No deja a la oposición débil, sin un líder importante?
– A mí me costó mucho esta decisión. Coloqué el tímpano en la tierra para escuchar la voz del pueblo, de los amigos, de la familia, del ciudadano común. Menos haría yo si estuviera postrado en un hueco, sin derechos, porque yo no iba a ser un preso cualquiera, sino un preso especial. ¿Y quién se iba a atrever a hacer algo por mí? Nadie.

¿Cuál es su futuro político?
– Más que mi futuro, se lo digo con el corazón, me preocupa el futuro de Venezuela. Donde yo esté, es muy poquito mi futuro comparado con el futuro de Venezuela.

¿Cómo se imagina Venezuela en unos años?
– Me imagino un país que vuelve a ser feliz, en el que se acaben las divisiones, la violencia, la persecución… Y que algún día esa gigantesca riqueza petrolera tiene que sembrarse para tener una economía diversificada en un país que tenga calidad de vida y no injusticia.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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