Deporte, naturaleza, amistad o ligar comparten el Camino de Santiago con la espiritualidad

Deporte, naturaleza, amistad o ligar comparten el Camino de Santiago con la espiritualidad
. Agencia EFE

Deporte, naturaleza, arte, cultura, gastronomía o incluso ligar, son algunos de los motivos que llevan a miles de peregrinos a recorrer el Camino de Santiago, una aventura espiritual para muchos de ellos que no necesariamente comparte en esencia el matiz religioso.

Todas estas motivaciones se mezclan entre los miles de peregrinos que cada día llega a Santiago en este Año Xacobeo, según pudo comprobar EFE al pie de esta vía de peregrinación.

«Tener tiempo para pensar en las cosas de la vida y hablar de las biografías» son dos de los incentivos de una alemana de mediana edad, natural de Bonn, que hace el Camino por tercera vez, en esta ocasión acompañada de un tirolés.

A la reflexión se unen caminar y contemplar el «bello» paisaje de España que acaba en Compostela, donde dice sentir «la fuerza que viene del Camino» más que algo «especialmente religioso».

Otra joven alemana que viaja acompañada de su madre recorre el Camino por primera vez para «reflexionar sobre su vida, tener tiempo suficiente para hablar» y «estar juntas» porque, dice, les «encanta caminar y disfrutar de la naturaleza».

Por el contrario, un australiano de 70 años considera que la única razón para convertirse en peregrino es «sólo caminar» pues alega que ni es católico ni hace el Camino por motivos religiosos.

Todo lo contrario que David, un joven de Palencia cuyo principal acicate para vivir esta experiencia «que hay que hacer una vez en la vida» está motivado por la religión y la cultura.

«No hay mucha gente que lo haga por motivos religiosos, por lo menos que hable de ello, y la gente joven menos todavía. Yo creo que simplemente es como el que va a hacer una excursión en plan mochilero, ver otras cosas, conocer gente, pero que se queda simplemente en eso, no ve más allá haciendo el Camino que estar unos días de vacaciones», lamenta.

Otro ciudadano alemán que hizo el Camino francés desde Ginebra (Suiza) hace tres años, viajó de Múnich a Sevilla para caminar hasta Santiago, pero al sufrir una lesión en la rodilla el fisioterapeuta le aconsejó tratamiento y dos semanas de reposo.

Empeñado en proseguir la Ruta de la Plata, el hombre adquirió un burro capado de 15 años, Federico, en el mercado de Zafra, en Badajoz, que le ayuda a transportar su equipaje y con el que espera llegar a pie por el Camino del Norte hasta el sur de Francia, antes de regresar a su casa, y confiesa que lo hace a la vez por razones religiosas, culturales y paisajísticas.

El responsable del albergue del Monte do Gozo, Manuel Mariño, el último antes de llegar a Santiago de Compostela, se encarga de ayudarles para que se lleven una «buena imagen» de Galicia, dice.

Manuel, que lleva 15 años en el albergue, explica que no a todos los peregrinos «les entra el Camino», en el sentido de que algunos llegan con una actitud positiva y otros «hechos polvo», y observa el abanico de motivaciones que mueven a los peregrinos, que van desde el compromiso religioso a «peregrinaje etílico» o a ligar.

El Camino «funciona como el cosmos» y «es una controversia», pues algunos «comienzan haciendo el Camino para encontrarse a sí mismos y ver los valores, y acaban protestando por todo».

Un informe elaborado en 2007 por el Instituto de Estudios Turísticos de Galicia en base a encuestas a peregrinos concluye que el 50,28 por ciento de ellos alega motivos espirituales para efectuar ese recorrido, pero sólo el 38,10 por ciento confiesa tener una verdadera motivación religiosa, aunque el Arzobispado cree que sólo una minoría hace el Camino por otros motivos que la religión.

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