Un psicólogo pide a los hoteles que «tomen medidas» para evitar el «balconing»

Enrique García, psicólogo clínico de Madrid, ha pedido a los hoteles que «tomen medidas» para evitar la práctica del llamado «balconing», que consiste en tirarse desde una terraza a otra o desde un balcón a una piscina, y que este verano ya se ha cobrado la vida de varios jóvenes en España, especialmente en Baleares.

Según explicó García a Servimedia, el «balconing» «ha existido casi siempre» y se engloba en los llamados «comportamientos de riesgo social», pero por ello no deja de ser «alarmante», ya que se cobra vidas.

Los comportamientos de riesgo social pueden manifestarse en forma de «balconing», arrojándose desde lo alto de una roca al mar o descendiendo en bicicleta por una pendiente muy pronunciada, da igual, explicó este profesional. Se desarrollan todos bajo el mismo patrón de comportamiento y a veces que prime uno u otro «tiene que ver con las modas».

En el caso de la práctica del balcón, apuntó García, «lo que sí puede estar aumentando es la frecuencia», que, debido a la necesaria información de los medios, tiene en ocasiones «efecto llamada o eco».

Se da, indicó, normalmente en lugares de veraneo y entre jóvenes que están en ese momento fuera de su país y que se encuentran bajo los efectos del alcohol o de otras drogas y siempre en compañía de amigos o conocidos con los que tratan de lucirse.

MEDIDAS EN HOTELES

A juicio de este psicólogo, la medida más eficaz que puede adoptarse para minimizar esta práctica, que al menos en España viene repitiéndose en los últimos años, es tomar medidas en los hoteles para que los extranjeros más jóvenes no tengan acceso a ella cuando lleguen borrachos. Se trataría, concretó, de situarles en habitaciones sin terrazas y sin acceso a la piscina.

A este respecto, fuentes de la Federación Empresarial de Hoteleros de Mallorca dijeron a esta agencia que el llamado «balconing» forma parte de un problema social más amplio, marcado por una serie de prácticas de riesgo y de comportamientos indeseables de algunos jóvenes y no tan jóvenes que ha de abordarse mediante un debate «de orden público».

Se trata, dijeron las mismas fuentes, de «un debate de orden público que excede nuestras capacidades», ya que cuando un cliente llega a un hotel no puede presuponerse que va a desarrollar la práctica del balcón y, por lo tanto, ha de tratársele como a cualquier otro.

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