De pronto, casi por ensalmo, la aldea de piedra y barro condenada a la muerte abrió los ojos. Como salido de un cuento de hadas, el pueblo soriano de Somaén empezó a resurgir gracias a la rehabilitación del castillo, que con el tiempo fue creando a su paso un reguero de casas uniformes. Hoy, parece una postal enmarcada en mitad de un cautivador paisaje de árboles y roquedales arcillosos. Desde abajo, Somaén parece fruto del hechizo de un brujo, como si la pétrea belleza que exhibe le obligara de por vida a mantener la frente alta y la mirada perdida; desde arriba, Somaén parece un Tibet en versión castellana o un Cañón del Colorado a escala reducida. El refugio perfecto para el sosiego del alma y el espíritu a solo 150 kilómetros de Madrid.
El milagro de Somaén empezó hace treinta años, cuando el arquitecto Manuel de la Torre decidió comprar, por trece mil pesetas, el castillo que preside la cima de la montaña para rehabilitarlo y hacer de él la guarida de su familia los fines de semana. Sería la contemplación del entorno, un sobrecogedor paraje de piedra roja, agua y buitres negros, lo que llevó a Manuel a hacer realidad el sueño de resucitar el pueblo.
Hoy, Somaén luce imponente su glorioso pasado, «tuneado» por fuera -en un exquisito derroche de buen gusto-, pero manteniendo la esencia de lo que debió ser en el siglo XIII, y encarando el futuro gracias a la sabia conjunción de arquitectura y paisaje.
Y, a modo de estandarte, la posada Real de Santa Quiteria, la culminación del sueño: El hotel se construyó en el año 2002 y lo compone una Casona del siglo XVIII -antigua casa de rentas, ya que en Somaén se cobraba el portazgo por pasar mercancías entre los Reinos de Aragón y Castilla-, a la que se le sumó, al cabo de unos años, el castillo árabe del siglo XI, declarado Monumento Nacional.
Desde su privilegiada posición en medio de un meandro del río Jalón, la Posada corona un paisaje abrumador en el que la Soria más árida, se vuelve, de repente, verde, fiel guardiana de un rincón protegido que huele a tomillo y romero, y en el que también se pueden disfrutar de numerosas actividades de gran atractivo turístico: campos de golf, cotos de caza, paseos en globo, balneario de aguas termales y excursiones culturales. El hotel posee unos gruesos muros de sillería, rejas, portones y espléndidas vigas de madera que se han restaurado y conservado con el máximo cuidado. A su rehabilitación se han incorporado diseños contemporáneos mediante grandes lucernarios y muebles de diseñadores como Le Corbusier, Charles Eames, Norman Foster, Miquel Milá, Ricardo Bofill o Philip Starck.
De sus habitaciones, destaca el alma que respiran, como si fueran el reflejo del entorno: un lujo contenido, donde el pasado y el futuro se dan la mano en un singular ejercicio de alto estilo. Porque junto a piezas que exhiben la pátina vieja de la historia surgen, de forma muy medida, iconos del diseño clásico. No es ni la típica decoración de campo -esa recurrente acumulación de aperos de labranza y otras baratijas de almoneda tan tristemente en boga- ni el frío envoltorio del vulgar diseño inanimado de plásticos y acero -que es el fácil recurso de los hoteles en cadena-, porque Santa Quiteria ha sabido cuadrar el círculo virtuoso de la elegancia sin imponerse más condición que la belleza. Y para deleite de sibaritas, la cocina, breve pero exquisita, y el Rolls Royce perteneciente a la Reina Madre de Inglaterra del año 1.936, que duerme en la puerta de la Posada junto al Cadillac el Dorado descapotable de Elvis Preysler.
Y es que nada en Somaén es rutinario. Ni el paisaje. Ni su Posada Real. Ni la vida y la obra de Manuel de la Torre, el hombre que susurraba a los buitres negros desde lo alto del castillo y dejó, como ellos, que volaran sus sueños para hacer de Somaén un paraíso cercano.
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POSADA REAL DE SANTA QUITERIA
C / Barrio Alto, 8. 42257 Somaén , Soria
Tel: 975 32 03 93 [email protected] / www.posadasantaquiteria.com
Cómo llegar: Somaén está equidistante entre Madrid y Zaragoza, a 167 Kms. de ambas capitales por la autovía Madrid-Barcelona Nacional II.
Su salida, la nº 167, que coincide con el punto kilométrico, está perfectamente señalizada en la autovía con un gran cartel que pone «Arcos de Jalón – Somaén». Una vez cogido el desvío se llega a 500 mts. al pueblo de Arcos y en el cruce está señalizada la dirección Somaén a 4 kms por la antigua carretera nacional en dirección Madrid. Una vez llegados al pueblo se atraviesa el río Jalón por un puente que es su única entrada, estando bien indicada la llegada a la Posada Real de Santa Quiteria.