Según datos de la naviera, a bordo viajaban 188 españoles, siete de ellos tripulantes
Una de las dos víctimas encontradas este domingo en el crucero «Costa Concordia» que naufragó en aguas de la isla de Giglio es un español.
Se llama Guillermo Gual, tiene 68 años y nacionalidad española.
La otra es un italiano. Los dos cadáveres han sido localizados en el interior del barco.
Los dos cuerpos sin vida fue encontrados en la parte de la popa del crucero sumergida en las aguas del Tirreno. Ya son cinco las víctimas mortales del naufragio. Los otros tres son un peruano miembro de la tripulación y dos turistas franceses. Además, aún siguen desaparecidas quince personas.
Entre los desaparecidos españoles hay un hombre de 68 años, Guillermo Gual, que viajaba con un grupo de nueve mallorquines. Otro joven mallorquín también buscaba a dos amigos.
COMANDANTE COBARDE
El comandante del ‘Costa Concordia’, el mayor crucero italiano, naufragado en el mar Tirreno frente a las costas de la isla de Giglio, Francesco Schettino, ha sido detenido, según confirmó este 14 de enero de 2012 el fiscal jefe de Grosseto, Francesco Verusio.
El primer oficial del puente de mando, Ciro Ambrosi, también ha sido detenido. La Fiscalía les acusa de homicidio involuntario, naufragio y abandono del barco.
«El capitán se aproximó de forma muy torpe a la isla de Giglio, chocó con una roca que está encastrada en su flanco izquierdo, haciendo inclinarse [al navío] y entrar gran cantidad de agua en un espacio de dos, tres minutos», relató Verusio.
El fiscal ha decidido precintar el barco y requisar las cajas negras que registran las conversaciones de la nave con la capitanía del puerto de Livorno, el más importante de la zona. Según éstas, el impacto se produjo a las 21.45 del viernes, pero las autoridades portuarias «no fueron advertidas de inmediato», en palabras del fiscal.
«No enviaron una señal de socorro. El barco contactó con nosotros cuando la evacuación ya estaba en marcha», declaró a la CNN Emilio Del Santo, de las autoridades costeras de Livorno.
A los investigadores les consta que el comandante abandonó la nave hacia las 23:30, de acuerdo con el diario La Repubblica.
A esa hora, parte de los viajeros y de la tripulación todavía estaba esperando ser evacuada. Los últimos en abandonar el barco lo hicieron entre las 2:30 y 3:00. Según la cadena estadounidense, huir de la nave es el cargo más grave al que se enfrenta.
El fiscal interrogó este sábado durante varias horas a Schettino, después de que en la noche del 13 de enero el barco, con 4.229 ocupantes a bordo, encallara a unos 500 metros de la isla toscana de Giglio, al chocar con unas rocas.
LA TRAGEDIA
ay tres pasajeros muertos confirmados -dos turistas franceses y un marinero peruano, según las autoridades- mientras que la Capitanía italiana ha confirmado que hay al menos 40 desaparecidos.
Era la primera cena a bordo. A las 21.30 del viernes 13 de enero de 2012, los 3.200 pasajeros y 1.000 tripulantes del Costa Concordia, un buque que había zarpado dos horas antes del puerto de Civitavecchia -a 80 kilómetros al noroeste de Roma- para realizar un crucero por el Mediterráneo, sintieron un fuerte impacto, un apagón momentáneo y el estruendo de los platos al caer.
La voz del capitán -según el testimonio de Luciano Castro, uno de los supervivientes- intentó tranquilizarlos a través de los altavoces: «Solo se trata de un problema eléctrico». Pero enseguida llegó una nueva orden:
«Por precaución, diríjanse a los botes salvavidas».
A partir de ese momento, según Mara Parmegiani, otra de las pasajeras, «se vivieron escenas propias del Titanic».
Según datos de la naviera, a bordo viajaban 188 españoles, siete de ellos tripulantes.
PANICO A BORDO
El miedo se desató cuando poco después cuando fueron invitados a subir al puente para situarse ante las lanchas de emergencia.
Cuando los allí reunidos se dieron cuenta de que no se trataba de un problema eléctrico y que estaba entrando agua en el buque, se vivieron escenas de pánico y empellones a la hora de embarcar en las lanchas salvavidas y en las patrulleras de los bomberos de los puertos de Civitavecchia y de Livorno.
El buque, que partió el viernes del puerto de Civitavecchia, cerca de Roma, para realizar una gira turística por el Mediterráneo, encalló en un banco de arena cerca de la isla de Giglio, en el sur de la Toscana.
BANCO DE ARENA
Tras encallar, se abrió una vía de agua en el casco y el barco se escoró ligeramente, y los 3.200 pasajeros y el millar de tripulantes fueron trasladados a los botes salvavidas en plena noche.
Unidades de la Guardia Costera, así como ferrys que cubren la ruta entre la costa de la Toscana y la pequeña isla de Giglio, acudieron a la zona para participar en las tareas de evacuación de pasajeros y tripulación. La operación estaba siendo coordinada por el puerto de Santo Stefano y los carabineros.
«Estamos en una situación de emergencia,» aseguró el alcalde de la pequeña isla de Giglio, cuyos habitantes comenzaron a preparar sus casas para acoger a los miles de pasajeros del crucero de lujo.
El alcalde de Giglio, Stavros Dinmas, temía que el balance de muertos aumentara a lo largo de la noche al complicarse las tareas de evacuación.
Sin embargo, la isla de Giglio es demasiado pequeña para hospedar a 3.200 personas, por lo que la región de Toscana a la que pertenece activó un plan de socorro para que los náufragos fueran transportados al elegante puerto de Santo Stefano.
El barco pertenece a la flota de la empresa Costa Cruceros, con sede en Génova y entró en servicio en el año 2006.
El crucero salió de la ciudad costera italiana de Savona, con escalas previstas en Civitavecchia, Palermo, Cagliari, Palma de Mallorca, Barcelona, Marsella y regreso a Savona, según explicó la naviera.
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