(Paul Monzón).- Ayer ,31 de mayo, se realizó en Perú un simulacro de mega-terremoto que -según aseguran los sismólogos- tendrá por epicentro la ciudad de Lima. El potente sismo provocaría la friolera cifra de 50 mil muertos y dejaría sin vivienda a 200 mil personas. Pero la cosa no queda ahí: el movimiento telúrico cuya magnitud se prevé de 8 grados en la escala de Richter originaría un tsunami que devastaría desde el balneario de Ancón hasta Pucusana, mientras las zonas como Ventanilla, Callao, La Punta, Costa Verde y Chorrillos quedarían inundadas. Se estima que el mar se saldría como seis kilómetros.
Horas antes del simulacro, por esas cosas a las cuales se podría catalogar como mera coincidencia, la capital peruana fue remecida por un temblor de 4 grados Richter. Pese a que el temblor fue leve, sí causó cierta inquietud en la población.
Van a ser las diez de la mañana y el simulacro de terremoto me pilla en la sexta planta del Casa Andina Private Collection de Miraflores, uno de los más importantes hoteles de la capital peruana. La gerencia del hotel ha dejado en las habitaciones de todos los huéspedes una circular en la cual nos participa del simulacro al cual esta cadena hotelera se ha sumado. La nota hace hincapié de no utilizar los ascensores, sino las escaleras.
Son las 10:00 horas y empieza a sonar el ulular de las sirenas, pero no sólo las del hotel, sino de los edificios adyacentes. Salgo de la habitación con la cámara de fotos y mi equipo de vídeo. Cada planta del hotel tiene bien señalada la “Salida”, así como las zonas seguras en la cual refugiarse en caso de sismo. Bajo por las escaleras a toda prisa. Lo mismo hacen muchos huéspedes.
En el lobby se encuentra Ravi Krishna, director de operaciones del Casa Andina Private Collection, quien coordina la evacuación de los huéspedes y personal del hotel. Se le ve de un lado para otro: en el restaurante, en el lobby, en la puerta del hotel, en la calle. Una vez finalizada la evacuación todos se concentran enfrente del otrora Césars Hotel, hoy Casa Andina.
La calle está llena de gente. Son miles. Este escenario de emergencia se ha reproducido no sólo en Lima, sino en todo el país. Según la evaluación realizada por el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), a través del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (Coen) el 74 por ciento de la población del Perú participó en el Simulacro Nacional de Sismo y Tsunami.
El presidente del Perú, Ollanta Humala, quien encabezó el simulacro nacional de sismo felicitó a las autoridades locales y regionales por haber participado en el ensayo y pidió a los medios de comunicación «no crear una psicosis» en la población con informaciones sobre un probable terremoto de consecuencias desastrosas. «No esperemos que ocurra un desastre natural para lamentar estos hechos», señaló.
Terremoto superaría los ocho grados
Para el arquitecto José Arispe, decano del colegio de arquitectos del Perú región Lima, “un sismo es impredecible”, pero asegura que “será superior a los 8 grados” debido al silencio sísmico que experimenta la capital peruana. “Se piensa –agrega- que puede ser entre 8.5 y 9 grados. Sería fuertísimo, por eso debemos estar preparados”, declaró a una radio limeña.
Expertos, sismólogos, videntes, y en su mayor parte los medios de comunicación anuncian, casi a diario, sobre el inminente mega-terremoto que destruirá Lima, el cual originará un tsunami de grandes dimensiones que devastará la costa limeña. Algunos escépticos opinan que todo es una campaña orquestada por Humala, «un psico-social» para desviar la atención sobre los graves problemas que afronta su gobierno.
Lima ya ha sufrido un terremoto y tsunami de las características del sismo que se vaticina. Fue el 28 de octubre de 1746 y tuvo una duración de tres a cuatro minutos con una potencia de 8,5 grados en la escala de Richter. En ese entonces el sismo destruyó la capital peruana y originó un tsunami que desapareció el Callao y La Punta.
