RECUERDOS DE VENEZUELA (A propósito de las elecciones de hoy)

(Paul Monzón).- Dentro de unas horas se sabrá quién será el nuevo presidente de la República Bolivariana de Venezuela. O si Hugo Chávez se mantiene en el poder hasta el 2019; o es Henrique Capriles, el candidato opositor, 40 años, profesión abogado, y gobernador del Estado de Miranda, quien sea el nuevo inquilino del Palacio de Miraflores, Casa de Gobierno del país sudamericano. Según las encuestas hay un empate técnico entre ambos. Pero gane quien gane -en el aspecto que voy a centrar este artículo- tendrá que potenciar el turismo receptivo que, aparte de los ingresos por el «oro negro», podría ser una importante fuente de divisas y fomento de puestos de trabajo.

He tenido la gran suerte de visitar dos veces Venezuela. He caminado por las calles de esa urbe enmarañada como es Caracas y que es coronada por el Parque Nacional Waraira Repano. He bebido ese «zumo de los dioses» como es la «Parchita» (maracuyá). He saboreado por primera vez una arepa calientita, parte de la cultura venezolana y de la mesa de cada día. He disfrutado de esa espectacular caída de agua como es el Salto Ángel, el más alto del mundo, situado en el Parque Nacional Canaima. He mirado, absorto, mientras navegaba en una «Curiara» por el rio Churún, esos gigantescos y milenarios Tepuyes que imponentes se enseñorean en la Gran Sabana y que parece como si te «observaran» desde las alturas. Me he emocionado hasta las lágrimas al escuchar a orillas de la laguna de Canaima, la canción «Alma Llanera» cantada, en su lengua vernacular, por un grupo de niños de la étnia Pemón.

Me he dado un chapuzón en esas aguas cristalinas de la Isla Margarita, la mayor de las islas del Caribe venezolano a cuyas orillas llegó Cristóbal Colón en su tercer viaje a América. He bebido una cocacola bien fría en el Parque Nacional Mochima, mientras me deleitaba con esta belleza de la Naturaleza. He visitado también Puerto Ordáz, Puerto La Cruz, y en todos esos lugares he sido testigo de sus atractivos turísticos y la calidez de sus gentes. Venezuela tiene tanta belleza, recursos naturales, etc como para poder ser hoy en día una de las potencias emergentes de Latinoamérica. Y no lo es. Pero puede serlo.

El país sudamericano posee, aparte del petróleo que emana de su subsuelo a raudales, un potencial turístico inimaginable, poco aprovechado, no diré mal promocionado, sino poco promocionado. Necesita gente cualificada en lo que respecta al servicio del turismo receptivo e interno. Necesita de urgente inversión local o extranjera. Necesita mejorar su infraestructura hotelera y su aviación comercial. Y sobretodo: preparación.

Potenciar el turismo en el país causaría un efecto directo e indirecto sobre los sectores sociales, culturales, educativos y económicos de la sociedad venezolana. No hacerlo sería continuar con la política histórica de considerarlo como un tema de segundo plano.

Estos dos últimos años parece que las autoridades del MINTUR (Ministerio de Turismo) se han puesto manos a la obra y han tomado conciencia de que hay algo que hacer. Y pronto. Nunca es tarde cuando se trata de sacar adelante a un país.

Hoy, domingo 7 de octubre, hay elecciones y me vienen multitud de imágenes a mi cabeza. Imágenes de lugares espectaculares que no voy a olvidar jamás; de momentos inolvidables que quiera Dios pueda repetir.

Hoy hay elecciones y deseo de todo corazón que gane quien gane haga hasta lo imposible por sacar adelante esta hermosa nación.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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