Skytrax la sitúa como séptima del mundo y única línea no asiática en el "Top 10"

La mejor aerolínea europea no es ni suiza ni alemana, sino turca

Ha modernizado su flota y ha triplicado el número de aparatos de 65 a 202, que ahora vuelan a 96 países

La mejor aerolínea europea no es ni suiza ni alemana, sino turca
Un avión deTurkish Airlines. TA

España y América Latina están en el radar, con vuelos directos a Madrid, Barcelona, Málaga, Bilbao y Valencia y, a partir de mayo, Santiago de Compostela

No es ni Lufthansa ni Swiss, compañías que son todo un símbolo de excelencia para muchos y que han quedado segunda y tercera, ya que el podio de la mejor aerolínea europea lo ocupa actualmente una empresa de la periferia: Turkish Airlines, la compañía de bandera turca.

Eso dicen las encuestas de la auditoría Skytrax, que en 2011 y 2012 otorgó el premio de mejor aerolínea continental a los turcos, a la vez que situó la compañía como séptima del mundo y única línea no asiática en el «Top 10».

Fundada en 1933, Turkish ha dado un salto reciente: desde 2003, el número de destinos se ha duplicado, el de pasajeros se multiplicó por cuatro (hasta 39 millones por año), y la facturación se ha multiplicado hasta unos estimados 7.800 millones de dólares en 2012, según datos de la propia empresa.

¿Cuál es el secreto del éxito? Los billetes de Turkish se mueven en una franja competitiva – en los vuelos nacionales apenas son superiores a los de las compañías de bajo coste – y la comida a bordo, también premiada por Skytrax, es uno de los orgullos de la compañía, que mantiene su propio servicio de cátering.

En los últimos nueve años, Turkish ha modernizado su flota y ha triplicado el número de aparatos de 65 a 202, que ahora vuelan a 96 países – más que ninguna otra compañía en el mundo – llegando a un total de 219 aeropuertos.

Pero no todos se atreverían a aterrizar donde lo hace Turkish, que fue la primera en retomar vuelos a Bengasi, incluso antes de apagarse el conflicto libio, y actualmente vuela varias veces por semana a Mogadiscio, en la ingobernable Somalia.

También España y América Latina están en el radar, con vuelos directos a Madrid, Barcelona, Málaga, Bilbao y Valencia y, a partir de mayo, Santiago de Compostela.

Por ahora, Turkish sólo llega a Buenos Aires, con escala en Sao Paulo, pero ya hay planes concretos para volar pronto a La Habana, México DF, Bogotá y Caracas, explica Selin Elçin, portavoz de la compañía.

Una de las bases del éxito es la ubicación geográfica de Estambul, el centro de operaciones de Turkish, situado justo entre dos continentes, Europa y Asia.

Eso permite estar a distancia de apenas tres horas y media de vuelo en aeropuertos de 35 países diferentes.

Para vuelos intercontinentales de África a Asia hay dos escalas naturales, Dubái y Estambul, y Turkish, de momento, le gana a las compañías emiratíes.

De hecho, un 40 por ciento de los pasajeros de los vuelos internacionales de Turkish son viajeros en tránsito.

Otra pata del negocio son los servicios en tierra, que se alquilan a otras empresas: pilotos de varias aerolíneas europeas se adiestran en los simuladores de vuelo que posee Turkish en el aeropuerto Atatürk de Estambul.

El alto potencial de ingresos se combina con un bajo nivel de gastos, lo que causa alguna de otra crítica en medio de la euforia en torno a Turkish Airlines.

«El salario de empleados y azafatas no ha crecido realmente y en lugar de pilotos turcos, que exigen sueldos mayores, Turkish contrata a bangladesíes, lo cual ha permitido reducir lo que es el mayor gasto de la compañía después del carburante», asegura un antiguo empleado de la compañía.

Otros expertos señalan que la empresa funciona a ratos como si fuera pública, pese a que un 52% del capital es privado, y que puede recurrir al Estado para obtener créditos o garantías.

Incluso cuando necesita un cambio legal: el año pasado, Turkish despidió a más de cien trabajadores durante una huelga motivada por la redacción de una nueva ley que prohíbe las huelgas en «compañías aéreas de importancia estratégica».

Y en aquel momento, el viceprimer ministro, Ali Babacan, declaró que Turkish era mejor que Lufthansa «porque no hay huelgas».

Mirando al mundo

La ambición declarada de la compañía es conquistar una plaza entre las cien marcas más conocidas del mundo.

Para ello, Turkish patrocina desde hace tres años lo que para muchos es el mejor club de fútbol del mundo: el FC Barcelona

Un vídeo promocional de Turkish Airlines termina con una frase del dirigente «culé» Carles Rexach: «La ambición de ser los mejores del mundo».

Y así será, con «acento turco», al menos hasta finales de junio, cuando el Barça pase a ponerse el logo de la aerolínea que lleva dos años encabezando el ‘Top 10’ mundial de Skytrax: Qatar Airways.

 

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