La Semana Santa llega cargada de propuestas para los que disfrutan con el turismo rural. El abanico de opciones se despliega, desde las tradicionales procesiones hasta las escapadas de aislamiento completo en la naturaleza. EscapadaRural.com selecciona algunas opciones pasar unos días de descanso diferentes.
1. Una escapada idílica a Cáceres en pareja
¿Qué será una cama balinesa de tres metros y medio? Hemos encontrado una casa rural peculiar para pasar la Semana Santa en pareja. En Cuacos de Yuste, en Cáceres, el alojamiento Arroyoriquejo baja sus precios y abre las puertas de su apartamento Kamsutra. Como lo leéis.
Además del nombre sugestivo y la promesa de un descanso especial, Arroyoriquejo ofrece bañera y ducha de hidromasaje, un jardín en el que relajarse y un entorno perfecto para senderistas.
2. Semana Santa para practicar el «trufiturismo» en Navarra
El trufiturismo se consolida como un producto turístico en apenas una regiones escogidas. Navarra es uno de esos territorios privilegiados. Las trufas son hongos, pero se estiman tanto en la cocina como los diamantes en la joyería. El proceso de búsqueda, con perros capaces de desenterrarlos, todavía le da más valor y cierto componente ritual.
En febrero concluyó la temporada de recogida, pero Navarra tiene todavía recursos para Semana Santa. En Metauten, en torno a la Sierra de Lóquiz, se organiza el programa «Conociendo la truficultura». Los viajeros conocerán los misterios de la recolección, presenciarán una exhibición de adiestramiento con perros truferos y se darán finalmente a la degustación de trufas con una cata de vino. Si queréis disfrutar de este peculiar programa de trufiturismo, os recomendamos un descanso completo en la casa rural Harizalotz.
3. Una casa rural en la que reinar por unos días
Alojarse en El Castillico es una experiencia desde el mismo momento en que se cruza el umbral de la puerta. No sabemos si ahondar en el curioso diseño de este alojamiento rural con apariencia de castillo o en la cantidad de actividades que han diseñado para disfrutar de la Semana Santa en Yecla, Murcia. Declaradas de Interés Turístico Regional en 1990, después de 23 años la Pasión en Yecla está más viva que nunca.
Los viajeros que se animen a disfrutar de esta propuesta tendrán mucho que recordar al calor de la chimenea. Entre los más memorables seguramente estarán las visitas guiadas a las bodegas, las rutas de senderismo o la visita al Monte Arabí, ese rincón natural declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y cuyas pinturas rupestres se han conservado transcurridos 10.000 años desde su ejecución.
4. Las tapas aragonesas a golpe de tambor
Uno repite destino si come bien durante su primera experiencia. Y a las faldas del Moncayo, en Zaragoza, todos vuelven. Nos referimos a Tarazona, sus tapas y su catedral, conocido como la Capilla Sixtina del Renacimiento español. La judería, otro de los espacios privilegiados de este rincón aragonés, sirve las tapas «más sobrosas», según el sentimiento popular. Los tambores aragoneses son el penúltimo atractivo de el Jueves y Viernes Santo en el lugar. El último, descansar en pleno Parque Natural del Moncayo. Si te atrae la idea, te recomendamos el alojamiento El Corralico de Moncayo.
5. Alejados del mundanal ruido en una masía
La Cirera es una masía en la provincia de Barcelona de la que se conocen documentos desde el año 1635. Cuando se restauró se conservó su nombre, que proviene de la palabra «Ciraria», que significa tierra de cereales. En este alojamiento, acondicionado para 12 personas, se puede aprovechar la Semana Santa para desconectar del estrés y la rutina en un entorno privilegiado. Si la estancia es familiar a los más pequeños no les faltarán entretenimientos como los columpios, la mesa de ping-pong o el futbolín. Pero sin duda lo mejor de esta propuesta es la oportunidad de vivir una auténtica experiencia rural, participando en los cuidados de los animales de la granja y la recogida de huevos.