Se espera que lleguen a España más de 300.000 turistas chinos en 2014

Estos son los diez tipos de cliente que más sacan de quicio a los hoteleros españoles

Si continúa el mismo ritmo de crecimiento del sector turístico español, en 2020 se superaran el millón de llegadas

Estos son los diez tipos de cliente que más sacan de quicio a los hoteleros españoles
Hoteles, turistas, viajeros y vacaciones. TT

El turismo chino sigue creciendo, entre un 20 y 25 % anual. De seguir esta tendencia, este año se podría superar la barrera de los 300.000 turistas chinos llegados a España.

Según las estimaciones del Presidente de la Asociación Chinese Friendly, Kurt Grötsch, con este ritmo de crecimiento, la cifra podría superar el millón de visitantes en 2020.

Todo eso, teniendo en cuenta que, a nivel global, los desplazamientos desde este país al extranjero sobrepasarán los 100 millones en 2014, seis años antes de lo previsto por la Organización Mundial del Turismo.

Y con ese esperanzador y apetitoso telón de fondo, el buscador de vuelos Jetcost acaba de publicar un estudio en el identifica los diez tipos de viajeros -sean nacionales o extranjeros, europeos, asiáticos, africanos, americanos o rusos- que más detestan los dueños y empleados de hotel.

  1. EL LISTILLO, que asegura que hizo su reserva con suficiente tiempo, a un precio estupendo, pero no tiene justificante ni recibo y exige que se le respeten las condiciones, o que le den una habitación sí o sí, aunque el hotel esté lleno. Es especialmente complicado cuando además el cliente no habla ninguno de los idiomas en que se expresa el recepcionista.
  2. EL TONTILLO, aunque educado y obediente, eso sí. Es un caso real, aunque desde luego no frecuente. Un cliente llamó a la recepción de su hotel en Edimburgo para que le dieran instrucciones sobre cómo salir de su habitación. El recepcionista dijo que solo había una puerta en la habitación y esa era la salida. «Sí -respondió el cliente- pero tiene colgado un letrero que indica: No molestar».
  3. EL TRAGÓN que llena a rebosar el plato en el buffet como si se fuera a acabar toda la comida y luego deja casi todo sin tocar, e incluso vuelve a por más. Complementa este modelo el que se prepara diversos bocadillos para el resto del día o se lleva los tarros de mermelada y miel. O incluso los saleros…
  4. El GUARRO o súper limpio, según se mire, que utiliza tres o cuatro toallas para una sola ducha y las deja tiradas en el suelo, esperando que se las cambien puntualmente… ¿cómo hace en su casa? Todos los hoteles indican en el cuarto de baño el enorme gasto de agua, detergente y energía que supone lavar tantas toallas sin ser necesario, y su efecto sobre el medio ambiente. Jetcost cree que tal vez alguno debería proponer simplemente un descuento en la factura si no se usan tantas toallas; probablemente muchos clientes se volverían más «ecologistas».
  5. El BROMISTA que cuelga en el picaporte de la habitación de un amigo o un desconocido una exagerada petición de desayuno al servicio de habitaciones, con frecuencia a una hora muy temprana, que no solo sorprende y molesta al usuario de la habitación víctima de una broma tan «graciosa» sino que, además, genera un gasto que tanto el cliente como el hotelero se niegan a asumir.
  6. EL ABSTEMIO, que nunca bebe nada del minibar, aunque en el recuento falten varias bebidas o aunque en algunas de ellas hayan sido sustituidas el licor por otros líquidos de similar color. Los problemas con esas cuentas que casi nunca se pagan han hecho que en muchos hoteles el minibar esté vacío y haya que solicitar que se llene en recepción, con el consiguiente incordio para el cliente que sí quiere utilizarlo cuando le apetece.
  7. EL SORDO, que pone el volumen de la televisión o la música pensando que es el único huésped del hotel, o que habla por el móvil como si no tuviera teléfono y lo tenga que hacer a gritos. Este último modelo también suele ser frecuente en los trenes, pese a la recomendación de hablar en las plataformas.
  8. EL APROVECHADO, que lleva comida y bebida a la habitación o incluso la ordena por teléfono a un tele… y luego pide o coge los cubiertos, los vasos, el hielo y las servilletas del restaurante. Y, además, claro, deja los restos de la pizza o el chino en sus cartones en medio de la habitación… o los saca al pasillo.
  9. EL DESASTRADO, que utiliza los elementos que proporciona el hotel para cualquier otra cosa: las colchas o las sábanas para limpiar el barro de los zapatos, las toallas para secar el suelo del agua derramada en la ducha, los rollos de papel higiénico para embalar los objetos delicados que ha comprado…
  10. EL LIGÓN (o ligona), que trata de mostrar sus artes de seducción a recepcionistas, camareras, limpiadoras, responsables del servicio de habitaciones… y, naturalmente, su equivalente en masculino, tanto por parte de clientas como por clientes. Un truco frecuente que los hoteleros han contado a Jetcost es intentar seducir al servicio de habitaciones o de mantenimiento, envuelto en un ligero albornoz o con una toalla en la cintura… porque ha habido una avería en la ducha.

 

 

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