Hay rincones en España que son para el descanso, el paseo sosegado y la respiración. Y tales ejercicios tienen también su correspondiente estación que es, lo habréis adivinado, el otoño. Las hojas se renuevan y alfombran de rojo y naranja los senderos naturales, crujen las pisadas y se atempera el clima, de transición hacia el invierno. Cada cosa tiene su momento en el mundo rural, una certeza olvidada ya en las ciudades. Desde EscapadaRural.com proponen cinco lugares casi mágicos para acompasar los tiempos de descanso y conocer con gozo el otoño más natural.
1. EL HAYEDO DE TEJERA NEGRA (GUADALAJARA)
Foto: Alberto García
La excepcionalidad del Hayedo de Tejera Negra no es lo precioso que se pone en otoño, que también, porque las siguientes propuestas también compiten en esa categoría. Pero este hayedo es el que está más al Sur de toda Europa, una rareza que permite el clima de Cantalojas, en Guadalajara. En este espacio existen dos rutas, ambas circulares, a través de las cuales recorrer el otoño castellano-manchego. Para dormir y descansar, puedes buscar las casas rurales en el Hayedo de Tejera Negra.
2. PARQUE NATURAL DEL SAJA (CANTABRIA)
Foto: Juan sin Tierra
El de Saja es el Parque Natural más grande Cantabria: 24.500 hectáreas. Pero la idoneidad del otoño en este paraje no deriva de su extensión, sino de que es un bosque caducifolio. Es, por el mismo motivo, un verdadero pulmón para la comunidad que equilibra la atmósfera y el aire y la vida vegetal y faunística cántabras según alternan las estaciones. Todos los paisajes otoñales se parecen, pero el de Saja-Besaya es un referente para los habitantes del Norte peninsular. Si te das el tiempo suficiente en el lugar, seguro que descansas, renuevas los pensamientos como los árboles las hojas y descubres, o fotografías, una ardilla encaramada en algún tronco. Mira dónde dormir en el Parque Natural de Saja y prepárate para la desconexión.
3. EL FAEDO DE CIÑERA (LEÓN)
Foto: Roberto Toral
Parece un cuento de hadas. El Faedo (Hayedo) se encuentra en Ciñera de Gordón, en la Reserva de la Biosfera del Alto Bernesga (León). La niebla temprana del arroyo, los tonos anaranjados, los senderos gastados y el musgo sobre las rocas orilleras. En cualquier momento podría aparecer un hada. Una de las rutas más habituales parte de Ciñera y va y viene en un recorrido total de 5 km señalizados. Este rincón conserva su esencia natural indemne y a pesar de que se conoce poco cuenta con una red de casas rurales con encanto alrededor del Faedo.
4. LA SELVA DE IRATI (NAVARRA)
Foto: Miguel Ángel García
El de Irati es un bosque compartido entre Navarra y el País Vasco francés. Es uno de los mayores bosques de haya y abeto de Europa y, para los vecinos del lugar, un motivo de orgullo. Es el hogar de los pájaros carpinteros y de ciervos y de tritones pirenaicos. Esta reserva protegida a conciencia cuenta con 17.000 hectáreas de otoño no sólo de hayas anaranjadas, sino también de los robles robustos. Es, más que un bosque, una selva con 12.000 años de vida de crecimiento y equilibrios. Puedes descansar en las casas rurales de la Selva de Irati que más se ajuste a tus necesidades. Y a disfrutar del otoño.
5. LA FAJEDA D’EN JORDÀ (GIRONA)
Foto: Horrapics
Fajeda, en catalán, quiere decir «hayedo». El de Jordà se encuentra en un paraje exclusivo de Cataluña: rodeado de volcanes. Las hayas crecen en un suelo de lava enfriada que emergió del Croscat, uno de los volcanes inactivos del Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa, en Girona. El otoño se pone precioso en la Fajeda d’en Jordà. Hasta aquí llegan grupos de senderistas y familias con sus mascotas para pasear y recorrer un paisaje puro y anaranjado. La Garrotxa, la comarca, cuenta con 21 volcanes, una gastronomía a fuego lento y un reguero de actividades al aire libre para todos los gustos. Puedes alojarte en las casas rurales de La Garrotxa que más te gusten para pasar unos días muy naturales.