El avión se estrelló en los Alpes franceses con 150 personas a bordo

Un hecho que no cuadra en la versión oficial sobre el accidente del avión de Germanwings

Un hecho que no cuadra en la versión oficial sobre el accidente del avión de Germanwings
Avión de Germanwings PD.

Sobre la tragedia del avión de la compañía Germanwings que se estrelló en Los Alpes franceses el pasado 24 de marzo y en el cual perecieron 150 personas se ha escrito hasta la saciedad. Yo sólo me voy a remitir a un hecho importante que pasó desapercibido, información que puede encontrarse en las hemerotecas para todo el que quiera enterarse.

Lean: «12.44 horas El avión Airbus A320 de la compañía Germanwings lanzó una llamada de socorro antes de estrellarse cerca del municipio de Prads-Haute-Bléone, en el departamento de Alpes de Haute Provence, informó la Dirección General de la Aviación Civil francesa en un comunicado», (Lo han publicado los medios de comunicación en todo el mundo).

Vale. ¿Lo han leído? Entonces, seguimos…

«Las autoridades francesas encuentran las CAJAS NEGRAS (las dos). En ellas se escucha gritar al piloto, que está fuera de la cabina, lo siguiente:

«Por el amor de Dios, abre la puerta». Ese es uno de los sonidos que quedó registrado en la caja negra del avión Airbus A320 minutos antes de que impactara contra los Alpes franceses.
«¡Abre la maldita puerta!», se escucha mientras los pasajeros gritan, revela el diario Bild en su edición dominical.

Seguimos.
Las cajas negras revelan que el copiloto -dicen que con vocación suicida- no decía nada y sólo se le escuchaba respirar mientras su compañero trataba de abrir infructuosamente la puerta de la cabina.

La pregunta del millón:

¿Y quién diablos llamó desde la cabina del avión pidiendo socorro a la torre de Control de esta localidad francesa?

Hacerse preguntas es la máxima de cualquier periodista con vocación. Y esta historia del accidente del avión tiene más dudas que certezas y un tufo de chamusquina.

Todo el culebrón que se ha montado en torno al piloto Andreas Lubitz, de que si estaba depresivo, con instinto suicida, etc, etc, apesta.

Y a todo ésto se suma la noticia de que la pareja de Lubitz, quien es profesora de inglés y matemáticas y compartía residencia con él en Dusseldorf, Alemania, espera un bebé.

Y yo me pregunto: ¿que hombre se suicida sabiendo que su mujer está embarazada?.

Me dice un amigo que se fía de todo lo que sale en los periódicos, de que especulo demasiado. Sólo me hago preguntas y las respuestas no cuadran.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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