Es sólo una más y no la más chocante, de las ‘tradiciones’ que perpetran los chinos en sus alocadas bodas.
Hay también novias que se dejan pellizcar las tetas y reciben billetes, novios que se miden la polla y todo tipo de cosas…
No es que la buena mujer estuviese como una cuba y se dejase llevar por sus más bajos instintos, ni que sufriera un repentino calentón .
La razón de su para muchos extraña actitud obedecía, sin más, a que quería cumplir con la tradición que impera en algunos lugares de China.
Así, ni corta ni perezosa y para dejar el pabellón bien alto, la recién casada le mete la mano a un invitado en pleno banquete de bodas con el único y ‘loable’ objetivo de ponérselo en erección, norma obligada al parecer en estos casos.
De esta forma, y ante numeroso público -atónitos niños incluidos-, se lo manosea a conciencia hasta que da fe de que su cometido ha llegado a buen fin, momento en que saca la mano con algo pringoso en ella…