Hasta la pandemia, había un bar por cada 175 personas, la mayor densidad del mundo

Crisis, Covid y Política: ¿ha dejado España de ser un país de bares?

La nefasta gestión del Gobierno Sánchez ante el coronavirus deja un reguero de cierres en la hostelería y un futuro complicado para cafeterías y restaurantes

Crisis, Covid y Política: ¿ha dejado España de ser un país de bares?

Muchos consumidores están cambiando la copa nocturna por la cerveza

¿Cuántos bares hay en nuestro país? Un montón.

La respuesta es evidente: un mónton.

Y ahora viene el doloroso matiz, porque hay quien sostiene que, tras la nefasta gestión del Gobierno Sánchez durante los meses de esta pandemia inacabable, España ha dejado de ser un país de bares.

.Hace sólo tres años, teníamos más de 280.000 empresas del sector hostelero, de los que casi un 90% eran bares, restaurantes y establecimientos de comida y bebida.

Negocios, de tamaño muy variable, que dependen del tipo de vida de los residentes en el país y de la llegada de turistas internacionales —83,5 millones en 2019—.

Dos factores que se han resquebrajado con el zarpazo del coronavirus, lo que ha llevado a bajar la persiana de forma definitiva a unos 85.000 establecimientos, según la patronal hostelera.

LO QUE ERAMOS Y LO QUE SOMOS

Habrá que volver a echar números, pero antaño teníamos un bar por cada 175 personas, la mayor densidad del mundo.

La hostelería empieza a recuperar el pulso, pero muchos de los locales no volverán a abrir.

Una de las consecuencias de la crisis y cuyo eco aún prevalece es que los españoles salimos menos de noche.

Y es que el ocio nocturno ha sido uno de los segmentos más castigados en los últimos años, tanto como que el gasto mensual en copas descendió de los 95 euros en 2009 a los 67 euros en 2015.

Con esta tendencia, no es de extrañar por tanto que en el último año y medio los españoles tengan a su alcance un millar menos de locales a escoger para disfrutar con su pareja y amigos cuando el sol ya ha caído.

En concreto, si en 2014 había 18.604, en la actualidad hay 17.638. En cambio, el ocio diurno sí crece, alrededor de un 2%, con 226.450 establecimientos (sin incluir aquí restauración organizada y negocios estacionales de costa).

Y es que los españoles están cambiando la noche por el día, tal es así que el consumo diurno de bebidas alcohólicas de alta graduación crece por encima del 7%, casi tanto como la cerveza, que roza el 8% de incremento.

Y para aquellos que mantienen sus salidas nocturnas, se está viendo cómo muchos consumidores están cambiando la copa por la cerveza, que crece un 3,1%, frente al 0,7% de los espirituosos, a los que les ha afectado en los últimos años no solo la reducción de salidas y el menor gasto, sino también el endurecimiento del reglamento de Tráfico y la puesta en marcha del carnet por puntos.

Menor fidelidad al bar

Una vez visto lo que los consumidores piden más en un bar, en el informe de Nielsen también se ha esbozado un retrato de éste y de lo que le pide a un bar. En concreto, al igual que buscamos ofertas y promociones cuando hacemos la compra, esta tendencia se ha exportado a la hostelería.

Y es que la mitad de los consumidores consideran que si los locales bajaran más los precios, acudirían más, sobre todo motivados por «packs promocionales» como el aperitivo gratis junto con la consumición. También funcionan los 2×1, cupones descuento o la «happy hour».

Otro rasgo de este parroquiano del siglo XXI es que se implica más con las marcas que con los locales, es decir, la fidelidad atañe más al producto que al establecimiento. No obstante, también exigimos a los bares, en tanto, a modo de ejemplo, un 40% declara preferir consumir bebidas en formatos más grandes para tomar más cantidad.

Sin embargo, aunque los españoles no sean tan fieles al bar, no por ello dejan de ser exigentes con el local, incluso más que antes de la crisis, de tal modo que demandan una buena experiencia que con toda probabilidad compartirán en las redes sociales.

Uno de cada tres comparte su opinión en internet tanto si está satisfecho como decepcionado, y esto tiene una implicación enorme para otros potenciales consumidores, pues las opiniones online son la segunda fuente de información en la que más confían (sólo superado por la recomendación de familiares y amigos).

Y es que el bar debe ser más eBar que nunca, estar en la red para saber no solo qué dicen, sino para llegar a nuevos consumidores, sobre todo los millennials, que merecen un capítulo aparte.

Son asiduos a las cadenas de restauración, adictos a las ofertas (los cubos de cerveza, cañas a 50 céntimos, etc.) e hipersensibles al precio, no en vano tienen dificultades de renta y se incorporan de forma tardía al mercado laboral (lo que les convierte en viejennials cuando empiezan a trabajar).

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