Belleza

¿Sabes cuál es el hotel favorito de Mario Casas?

¿Sabes cuál es el hotel favorito de Mario Casas?
Mario Casas Antena 3

Martinón es un trampero solitario, nada menos que el último habitante de un remoto pueblo de las montañas, que solo tiene contacto con sus semejantes en primavera, cuando viaja al valle para vender las pieles de los animales que atrapa. Mario Casas es el actor que lo interpreta. Muro de Bellos y alrededores, el perdido enclave del Pirineo aragonés donde todo pasa. Y el Monasterio de Boltaña, el hotel que alojó a todo el equipo de la película durante cuatro semanas de rodaje. Hablamos de la cinta ‘Bajo la piel del lobo’, de estreno hoy en los cines. Descubre los rincones predilectos del actor en este refugio pirenaico. Nos ponemos en su piel.

El escenario

El hotel forma parte del escenario en el que se rodó la película, el Pirineo Aragonés, al sur del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. O sea, altas cumbres nevadas, cascadas alucinantes, aguas cristalinas… En concreto está en Boltaña (Huesca), pueblo con encanto de la comarca de Sobrarbe. Te podrás recrear en él en vivo y en directo, o en la película, que se relame con estos pueblos abandonados tan románticos, con la acción situada en el evocador Muro de Bellos y esas blancas montañas. Al más puro estilo ‘Dersu Uzala’ (Kurosawa) o ‘Las aventuras de Jeremiah Johnson’ (Sydney Pollack). Una de aventuras y más, según recoge el confidencial.

Muy bien acompañado

Mario Casas no estuvo solo, sino muy bien acompañado. Para empezar, de las dos mujeres de la peli, Ruth Díaz e Irene Escolar, que representan la sumisión y la rebeldía, y son un retrato de la realidad de no hace tanto. Ellos, su director, Samu Fuentes, y todo el equipo (Kandido Uranga, Josean Bengoetxea… y hasta 60 personas) se alojaron en este monasterio del siglo XVII, piedra sobre piedra, reconvertido en típico hotel de montaña. Muy bucólico. Y mira de todo lo que disfrutaron…

El descanso es… sagrado

El Barceló Monasterio de Boltaña te dará respeto. Porque fue, y se nota, un centro religioso, y sigue teniendo el descanso y nuestra bien amada desconexión como algo sagrado, sobre todo en el antiguo claustro o en sus rincones de estilo oriental. En total, 96 habitaciones y 40 villas (desde 99 euros), con vistas a los Pirineos y al río Ara, a lo que se suman los placeres terrenales de la terraza solárium con piscina exterior (para julio y agosto, que no queda tanto), un fitness center, un spa de 1.100 metros cuadrados, una librería, por si te entran las ganas de leer y te acuerdas de Coixet, y un restaurante, el Marbore, para probar las delicias de la región.

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