Viajes y Placer

Cozumel: La paradisíaca isla del Caribe Maya

Cozumel: La paradisíaca isla del Caribe Maya
Cozumel Paul Monzón

A simple vista la isla de Cozumel podría parecer otra isla tropical con aguas cristalinas, playas espectaculares e interminables atardeceres, pero entonces sería solo otro destino más del Caribe y este no es el caso. Desde el momento en que llegas a la Isla sentirás la calidez de su gente, porque en Cozumel la hospitalidad no solo es una práctica es un forma de vida.

Contacto Travellers: @monzonpaul

Una Isla donde encontrarás aventuras que te dejarán sin aliento, llena de momentos y experiencias inolvidables. Una isla como ninguna otra. De corazón mexicano y alma caribeña, Cozumel es un paraíso dónde se unen tradición, sabor y alegría.

Primera Isla en el Mundo en recibir la distinción «Isla de Paz» por el Comité Internacional ONG-ONU, famosa a nivel mundial por sus arrecifes de coral. De corazón mexicano y alma caribeña, Cozumel es un paraíso donde se unen tradición, sabor y alegría.

El Parque Nacional arrecifes de Cozumel, símbolo de la isla y la Reserva Ecológica Punta Sur. Esta enorme zona protegida al borde sur de la isla donde se encuentra Punta Celaraín y su faro histórico, así como la Laguna Colombia, que es refugio para muchas de las especies endémicas de la isla y otras formas de vida amenazadas, como la tortuga marina y sus zonas de nidos.

Con sus bellas playas y el folclor de sus habitantes, Cozumel es el destino ideal para luna mieleros, que deseen disfrutar de coloridos atardeceres de inigualable belleza, caminatas en playas desiertas a la luz de la luna, nadar en sus cristalinas aguas azules y cenas románticas a la luz de las velas.

Admirar el océano y las bellezas de los arrecifes sentado en un Submarino. Manejar un todo terreno a través de la selva tropical y nadar en un maravilloso cenote. Caminar en la zona arqueológica de San Gervasio y rendir tributo a la Diosa la fertilidad Ixchel. Bucear en la barrera arrecifal más larga de América. Disfrutar la variedad de opciones y platillos que ofrecen los restaurantes. Comprar las mejores marcas en joyas y perfumes o un simple recuerdo de la isla. Dejarse consentir en la gran variedad de hoteles que van desde el más pequeño y acogedor hasta las más lujosas propiedades, satisfaciendo las necesidades de todo tipo de huéspedes. Esto es Cozumel.

Historia

Aunque los techos de palma, tradición maya de construcción cuando la isla era un sitio de adoración de la Diosa de la fertilidad «Ixchel», han sido sustituidos por firmes construcciones de concreto, aún siguen conservando en sus habitantes la inocencia, honestidad y disposición de servicio que siempre ha caracterizado a la cultura maya.

La breve información recopilada en documentos históricos, no se compara con la vasta colección de vestigios dejados por sus antiguos pobladores como prueba de la importancia de La isla de las Golondrinas como punto de intercambio comercial marítimo de su antigua cultura antes de la llegada de los conquistadores españoles, quienes por su situación geográfica la eligieron como un lugar clave en su navegación, donde tenían oportunidad de disfrutar las más bellas puestas de sol.

Cálido desde entonces con sus huéspedes, cuna de tortugas marinas, flamencos, mapaches y pizotes, Cozumel fue también refugio de famosos piratas alrededor del siglo XVII, y repentinamente deshabitada por desconocidas razones, cultivó durante sus años de desolación y soledad esa peculiar sensación que hoy puede cosechar cada uno de sus visitantes al contagiarse de la alegría de este pequeño trozo de tierra rodeado de aguas color turquesa por las cosquillas que le provocan en su superficie la pisada de los pies de las personas que lo visitan.

Quienes han sabido heredar a sus descendientes y nuevos pobladores la simpleza, tranquilidad y vida sin prisa característica de las villas de pescadores de antaño.

Personas con la arraigada costumbre de escuchar a la radio aún con la llegada de lo más excéntrico en cuestión de comunicaciones, aficionados al cine y al beisbol por tradición y grandes despilfarradores de creatividad, alegoría y convivencia durante la celebración de sus tradicionales festividades como El Carnaval (Febrero) y Las fiestas de el Cedral (Mayo), integran sin reserva a cuanto visitante gusta de venir a Cozumel para unirse a celebrar con ellos. «San Miguel», nombre que lleva la pequeña y céntrica urbanidad, fue bautizada en honor al arcángel, considerado protector de esta y de sus habitantes aún cuando se encuentran fuera de ella.

Los Cozumeleños han sabido sacrificar con mucho honor la fisonomía urbana original de la isla, modificándola para dar paso al progreso que conlleva el compartir con otras culturas la belleza del poblado, su selvática naturaleza y único color de sus aguas que la rodean con quienes por mar y aire vienen a conocerla y hacerla suya por unos días.

Ecología

La temperatura ambiental promedio es de 27 grados, en los tibios veranos entre 27 y 32 grados, y en el invierno refresca alrededor de 21 grados, por lo que en Cozumel todos los días son días propicios para ir a la playa y el agua se mantiene en una temperatura entre los 25 y 27 grados a lo largo del año.

Uno de sus grandes privilegios es dar refugio en ellas al sistema de arrecifes más grande en las Américas , El arrecife Mesoamericano que hace realidad el sueño de cualquier buzo pues en estos arrecifes han encontrado su hogar más de 250 de especies de peces tropicales incluyendo al pez ángel reina y al pez sapo que no se ven en ninguna otra parte del mundo, tortugas marinas, y una variedad inagotable de especies marinas, que curiosas se exhiben también para quienes prefieren disfrutar del esnorkel sin explorar las profundidades.

En tierra, Los árboles se salpican de fragatas, cormoranes, ranas de árbol y algunos pelícanos que disfrutan de convivir con los humanos en el malecón. Batallones completos de cangrejos se ven circular por todos lados en la época de apareamiento y alrededor de toda la isla se exhiben amigablemente las iguanas sus variedades de colores. Si llueve, las tortugas de tierra salen a caminar por la selva y la ciudad agradeciendo la humedad, mientras las tortugas marinas celosas de sus huevecillos los entierran en nidos en cualquiera de sus playas sin detenerse ante la curiosa mirada de los humanos.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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