Viajes y terror

Destinos horrorosos: ‘la cárcel del fin del mundo’

Estaba ubicada en Ushuaia, Argentina, y hace unos años fue reconvertida en un museo

Destinos horrorosos: 'la cárcel del fin del mundo'
La cárcel del Fin del Mundo en Ushuaia. PD

La combinación «fin del mundo» y «cárcel para los criminales más peligrosos del país» es ideal para hacer turismo de terror.

Esta siniestra prisión está ubicada en Ushuaia, Argentina, y hace unos años fue reconvertida en un museo que te permite recorrer todas sus celdas, pasillos y salas.

Muchas de las celdas aún conservan los uniformes de los presos, así como otros objetos incluyendo fotografías.

Pero eso no es todo, hay esculturas a tamaño real de los prisioneros más emblemáticos, como el múltiple homicida conocido como «el místico» o el «petiso orejón», un asesino de niños. ¡Un cita ineludible para poner al límite la adrenalina.

UNA HISTORIA SINIESTRA

La cárcel del Fin del Mundo en Ushuaia  funcionó entre los años 1904 y 1947. Se trato de una de las cárceles con más seguridad en nuestro país debido a las condiciones climáticas y el aislamiento geográfico de la provincia de Tierra del Fuego. También, se dice que era una de las cárceles más temidas.

El penal llegó a tener cinco pabellones y alojó a más de 600 presidiarios distribuidos entre 386 pequeñas celdas (dobles e individuales). Los reclusos recibían educación primaria, en caso de no tenerla, y una retribución económica por los trabajos realizados. Estos tenían que ver con la carpintería, herrería, imprenta, mecánica y zapatería. A su vez, otros trabajaban en la tala de árboles para leña. La leña la obtenían del actual Parque Nacional Tierra del Fuego, al cual llegaban en un pequeño tren que sólo se utilizaba para transportar a los reclusos. ¿Sabés de qué tren estamos hablando? Sí, esta es la historia, también, del famoso y mítico Tren del Fin del Mundo.

Entre los reclusos más reconocidos de la cárcel del Fin del Mundo, se destacan Cayetano Santos Godino, apodado el Petiso Orejudo. Fue un joven argentino que protagonizó los primeros asesinatos en serie en nuestro país. También el homicida múltiple Mateo Banks y el anarquista Simón Radowitzky, condenado a cadena perpetua por el atentado que mató en 1909 al jefe de policía Ramón Lorenzo Falcón.

El penal fue cerrado en 1947 por órdenes del Presidente Juan Domingo Péron. En ese momento, el director del presidio fue Roberto Pettinato, padre del reconocido músico y conductor. Desde ese momento y hasta 1994 el presidió se utilizó como base de operaciones para uso militar.

Ahora es museo y da para un viaje, pero tienes que tener muchas ganas.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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