¿Cuántas cosas no te has atrevido o no has podido contar a un hijo adolescente?

¿Cuántas veces has sentido que te gustaría comunicarles algo a tus hijos adolescentes y no te has atrevido o no has tenido oportunidad porque les has sentido muy lejos? No eres el único… Un día Josep López (Barcelona, 1967) autor de varios libros de crecimiento personal, como el El valor del samurái, (traducido al alemán, al chino, al inglés y a otra media docena de idiomas), El camino de las hormigas, La ilusión, Los jardines secretos o Buen karmay Re-estrénate, estaba de vacaciones y sintió la necesidad de escribirles una carta a sus hijos Martí y Rita.

Llega la adolescencia y muchas veces no sabemos como acercarnos a nuestros hijos. Hoy de nuevo queremos sorprenderte con esta carta que ha escrito este coach, titulado El pequeño libro para mis hijos adolescentes, que es una gran legado no solo para los adolescentes sino también para los padres y si no echa un vistazo a estas frases que aquí os dejamos.

«En buena medida los padres de hoy delegamos la transmisión de conocimiento en la escuela y en Youtube, y, aunque ambas fuentes son válidas, no estaría de más que supieran lo que pensamos, no para que sean como nosotros, sino para que sepan de dónde vienen y decidan, con todos los elementos de juicio a su alcance, cómo quieren ser».

«Hay gurús que proclaman que lo importante es hacer lo que a uno le gusta, pues de esta forma, aseguran, el dinero llegará tarde o temprano. Mi experiencia me demuestra que esto no siempre es así».

«Seguramente en algún momento tendréis la tentación de traicionar vuestros valores (…) Lo único que puedo deciros, después de haber sucumbido más de una vez al miedo y de haber actuado de espaldas a mis valores, es que al final no sale a cuenta».

«Preocuparse no sólo es perjudicial para la salud (mental, física y emocional), sino también un sinsentido».

«No hay un modelo único ni una definición cerrada de familia. Lo único que cuenta de verdad es vuestra libertad de relacionaros con quien os aporte, os acoja y os apetezca (…) En cuanto a vuestra familia de origen, no menospreciéis su influencia».

«Si tenéis dos horas libres al día, no las malgastéis viendo cualquier tontería delante del televisor o el portátil. Hablad, compartid, ayudad a las personas de vuestro entorno. ¡Relacionaos!».

«Para que el cuerpo os dure el máximo de tiempo y en las mejores condiciones, tenéis que cuidarlo (…) Según el psicólogo estadounidense Dan Gilbert, «las cuatro actividades cotidianas que más felicidad aportan son gratis: practicar sexo, hacer ejercicio, escuchar música y charlar. La que más, con mucha diferencia, practicar sexy». Todas ellas, en una medida no excesiva, son buenas para el bienestar del cuerpo».

P: ¿A quién va dirigido este libro realmente?

JOSEP LOPEZ ROMERO: Yo creo que, al menos a priori, es un libro con dos públicos, uno serían los adolescentes… sobre todo los que están en la última etapa de la adolescencia ya un poco a punto de despegar, a punto de ir a la universidad. Este es el público al que yo inicialmente dirigí el libro. Iba dirigido a mi hijo mayor que estaba en esa edad hace dos años y a mi otra hija adolescente un poco más pequeña.

Lo que pasa es que yo también creo que está dirigido a los padres de los adolescentes, que tenemos que acompañarlos en esas decisiones importantes para su vida y luego, en ese momento de despegar, de salir del nido para que vayan lo mejor pertrechados posible, para que se lleven, al menos unas mínimas instrucciones básicas para ir por la vida.

No es que ellos no vengan equipados de serie, que afortunadamente vienen muy bien equipados, pero bueno, si algo podemos enseñarles, aunque sea por experiencia por esos años más de vida que tenemos, creo que vale la pena que lo intentemos.

Luego está el tema de que es difícil comunicarse con ellos… es muy difícil hablar de según qué temas, que en la comunicación adulto-adolescente a veces parece que hablemos en idiomas diferentes.

Yo creo que los padres no tenemos que renunciar a intentarlo al menos, a acercarnos a ellos, a darles esas semillitas de experiencia y de valores y luego ellos ya verán que hacen con eso. Algunos aprovecharán otros no, algunos lo sacarán en el momento más inesperado y otras cosas de las que les decimos probablemente no les servirán. Pero bueno, esa es la vida y así es como tiene que ser.

P: Decías que hay veces que no te puedes comunicar tanto con los hijos, ¿crees que es más fácil hacerlo por escrito?

J.L: Eso fue lo que me llevó a mí a escribir el libro. Sobre todo, hay dos cosas, una el día a día por lo general no te deja espacio para hablar de según qué temas, siempre estás con lo inmediato, con la intendencia, con la logística diaria, con lo que ha pasado ese mismo día o con lo que va a pasar en los días posteriores. El día a día nos lleva por ahí.

Entonces, yo creo que hay que crear unas circunstancias, que no siempre es fácil crearlas, para que se produzca un diálogo un poco más relajado, un poco más tranquilo, un poco mas de introspectiva de ciertos temas de la vida que son los que, en definitiva, nos afectan a todos en algún momento: la familia, la vocación o la profesión, el éxito, las relaciones con los demás, la sexualidad, el dinero, en fin, todos esos grandes temas, que en algún momento todos nos planteamos y sobre los que tenemos que tomar alguna posición para ir por la vida.

Vista esta dificultad, pensé: ‘Bueno, he intentado y ya que me dedico a esto de escribir, intento ponerlo por escrito, se lo entregas y si se lo guardan en algún sitio y algún día lo sacan o van leyendo algún fragmento o al menos lo tienen ahí, pues quizá los pueda ser útil.

Y, de hecho, lo primero que hice al acabar este libro, fue imprimir dos copias, les regalé una a cada uno, y decirles: ‘Aquí tenéis esto, yo lo he escrito, hay temas que no los he hablado con vosotros porque hay cierto pudor’, yo me he puesto aquí lo que para mí, es un pequeño legado, ya que no les puedes dejar grandes posesiones ni tampoco mucho dinero en el banco, al menos entregarles este pequeño legado de vida para ver si ellos lo utilizan, quieren utilizarlo o les puede ser útil en algún momento.

Eso es lo que yo hice y me encontré con la sorpresa de que lo agradecieron, lo leyeron e incluso me enviaron mensajes muy emotivos, y ya eso para mí fue un gran premio y si a partir de aquí hay alguien más a quien puedo resultar útil, como se suele decir, miel sobre hojuelas.

P: Antes decías que a veces el tiempo te quita cosas, pero lo más curioso es que el libro son pequeños capítulos, muy cortos, es triste que a veces los padres no podamos sacar ese tiempo para hablar con los hijos.

J.L: Ahí hay varias cosas, la primera, el capítulo son capítulos cortitos porque, si encima de que les pido leer, resulta que les hago unos capítulos súper espesos, lo tengo complicado para llegar a ellos. Están acostumbrados a la brevedad, a la inmediatez, a los mensajes rápidos y claros, a internet en definitiva y a las nuevas tecnologías. Entonces, es una forma de acercarles el mensaje o los principales mensajes y luego ellos profundizarán si lo creen conveniente en cada uno de los temas.

Por otra parte, está el tema de que es verdad que no les dedicamos tiempo. Yo creo que el mejor legado que se les puede entregar es un ratito cada día, si es posible cada día, si no es posible, al menos cada poco tiempo estar ahí y dedicarles un tiempo a conversar o al menos a escuchar porque yo creo que tenemos los adultos cierta tendencia, hoy en día, a intervenir mucho e su educación, a escuchar pero escuchar ya buscando un consejo o una solución que darles y a veces solo hace falta escuchar y ver si podemos serle útiles o no porque a lo mejor ni si quiera necesitan que les demos un consejo, simplemente que les escuchemos y estemos ahí.

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