En una remota zona de la provincia de Canas en el departamento del Cusco, exactamente en el distrito de Q’ewe, a 3,700 m.s.n.m. se encuentra el Puente Inca de Q’eswachaca. Esta maravilla de la ingeniería inca posee una longitud de 28 m y está suspendido 50 m sobre el rio Apurímac.
Aunque aun se discute el tiempo exacto de su origen, se sabe a ciencia cierta que tiene más de 500 años, y que fue parte de la enorme red de Caminos Inca (Qhapac Ñan) que conducían a la Ciudad Inca de Machu Picchu.
La construcción de puentes con recursos y tecnologías disponibles en aquella época. Son un aspecto importante de esta red; entre estos, resaltan los puentes colgantes fabricados a partir de paja (fibra vegetal), abundante en la zona.
Lo único más asombroso que el puente en sí, es la increíble tradición que lo ha mantenido vivo a través de los siglos y a pesar de la modernidad. El trabajo cooperativo de las comunidades de Huinchiri, Chaupibanda, Ccollana Quehue y Pelcaro, haciendo uso de su ancestral cultura viva, repiten año a año, las técnicas empleadas por los incas para tejer este puente sobre el rio Apurímac, este maravilloso evento de 4 días, es como una paradoja en el tiempo, y muestra la autenticidad de la Cultura Inca.
La renovación anual del único puente inca existente en el Perú, es un acontecimiento sin igual en el planeta. Por esta razón, la UNESCO ha declarado esta antigua tradición, como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Primer Día
Al amanecer de este primer día, el paqo (oficiante de la ceremonia) celebra el rito en favor del Apu tutelar Quinsallallawi. Por otro lado el ichu (paja), fue recolectado y apilado de manera anticipada por integrantes de las 4 comunidades. En estas actividades, participan activamente las mujeres de estas comunidades, quienes tienen la función de tejer la primera soguilla o qheswa. En la tarde de este día, los varones divididos en 2 grupos se reúnen por encima de los lados de los puentes, y extienden las qheswas o soguillas en línea recta sobre la carretera, para ser trenzadas por el Chakaruwac «ingeniero inca», para armar el Qheswasca «trenza mayor».
Segundo Día
En este segundo día, se llevan a cabo las labores de desamarrado de las sogas viejas que sostienen el puente, atadas a clavos de piedra; a los cuales se ataran las trenzas nuevas, que se lanzaran de un lado a otro del puente. Trenzar las sogas lleva su tiempo, pero una vez atadas, las 4 sogas gruesas, sirven de base y barandas para el puente.
Tercer Día
Durante este día se termina con el lanzamiento y el armado de los pasamanos y la superficie del puente. Una vez inaugurado puede ser usado por todos.
Cuarto día El Festival
Al cuarto día, un grito anuncia el final de la ardua labor. Los osados chakaruwacs, son quienes tejen el puente, y los que aseguran las últimas fibras. Todo es alegría y sonrisas en este recodo del río Apurímac. Este festival del relanzamiento del puente, se lleva a cabo en el mes de junio de cada año, son tres días de arduo trabajo y concluye este día con un hermoso festival con danzas autóctonas a modo de fin de fiesta.
Valor de la renovación del puente Q’eswachaca
Renovar el puente Q’eswachaca implica físicamente reemplazar su estructura por completo, pero culturalmente, es revalorar y demostrar las tradiciones heredadas por la Cultura Inca, que sobreviven al paso de los siglos. El festival de relanzamiento del puente, se lleva a cabo en el mes de junio, consta de tres días de arduo trabajo y concluye el cuarto día, con un hermoso festival de danzas autóctonas a modo de fin de fiesta.
La continuidad de esta tradición recaerá en veinte jóvenes de las cuatro comunidades del distrito. Ellos aprenderán las técnicas que les permitirán mantener el puente colgante de Q’eswachaca. Un compromiso ancestral que demuestra el arraigo del legado inca en el corazón de los habitantes de los Andes.
Foto. http://www.portalmachupicchu.com/es/
Fuente: Boleto Machu Picchu