Viajes y placer

Qué ver y hacer en Cerdeña

Qué ver y hacer en Cerdeña
Cerdeña Wikipedia/ Carlo pelagalli

Dar prioridad a las encantadoras bellezas que se pueden admirar en la isla de  Cerdeña (Italia), no es fácil. San Teodoro, Santa Teresa di Gallura, Poltu Quatu o Baia Sardinia, son sólo algunos de los lugares fascinantes que merece la pena descubrir.

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Una de las primers zonas a visitar es el archipiélago de Maddalena con sus «siete hermanas», como se conoce a las principales islas del archipiélago, y navegar a lo largo de la costa del Parque Nacional de la Maddalena, con sus fondos marinos llenos de vida para los entusiastas del buceo.

Caprera, la segunda isla después de Maddalena, rica en prados y pinedas, acoge, además, el lugar donde vivió Garibaldi, transformada en casa-museo inmersa en la vegetación típicamente mediterránea, llena de recuerdos de la vida del héroe en esta isla, donde se encuentra su tumba y la de su familia.

Navegando desde Caprera hasta el estrecho de Bonifacio, destaca la belleza de la isla Budelli, deshabitada y salvaje, con su espléndida playa Rosa, una obra de arte natural que debe su color a los corales y conchas.

En el extremo norte de la costa occidental de Cerdeña, frente al Parque Natural de la isla de Asinara, se extiende uno de los destinos turísticos más famosos, Stintino, capaz de combinar el encanto del pueblo pesquero con hoteles de alto nivel. Este pequeño pueblo marinero, que parece salir del pincel de un pintor con sus casitas blancas y el contraste entre el mar cristalino y el azul del cielo, ofrece infinitas posibilidades de entretenimiento, como el golf, las excursiones y el buceo, un paseo en bicicleta o a caballo.

Frente a la playa La Pelosa se encuentra la Torre del mismo nombre, estructura del año 500, y una de las antiguas torres de avistamiento de toda Cerdeña. En la costa oriental de la isla, en el Golfo de Orosei, se encuentran amplias playas paradisíacas de arena clara, abrazadas por una naturaleza salvaje que el cemento no ha desfigurado. Numerosas cuevas y calas son el destino de los visitantes en un viaje de imágenes y sensaciones incomparables: Cala Biriola, la Gruta del Bue Marino, Cala Liberotto y Cala Goloritzè son sólo algunos de los escenarios de la naturaleza donde el tiempo parece haberse detenido.

Cerdeña sabe combinar el mar, la naturaleza, el folkclore, el misticismo y curiosidades, como las misteriosas tumbas de los gigantes y las «domus de Janas» (casa de las brujas) presentes en Sulcis Iglesiente, antiguas sepulturas escavadas en la roca que se encuentran en la región. Pero lo que hace famosa a la región son los Nuraga, antiquísimas torres de piedra que conformana estos monumentos megalíticos, los más grandes y mejor conservados de Europa. El pueblo nurágico por excelencia es Su Nuraxi di Barumini, en la provincia de Medio Campidano, considerado por la UNESCO Patrimonio Mundial de la Humanidad.

En Cagliari, además de admirar las numerosas colonias de flamencos en la laguna, vale la pena asistir a las celebraciones y fiestas tradicionales que tienen lugar durante todo el año, especialmente la fiesta de San Efisio, uno de los más importantes acontecimientos religiosos y populares en toda Cerdeña.

Yendo hacia Oristano, hay que visitar los yacimientos arqueológicos de época romana, Tharros, desde donde se puede disfrutar de una magnífica vista panorámica sobre el mar.

Qué hacer

Stintino ofrece infinitas posibilidades para la recreación: golf, excursiones en barco y buceo, agradables paseos a pie, en bicicleta o a caballo, explorar caminos para disfrutar de la típica vegetación mediterránea y de antiguos restos arqueológicos, como los nuragas en la cercana Porto Torres.

La permanencia en este lugar se hace aún más interesante cuando se puede asistir y participar, a finales de agosto, en la regata de la Vela Latina, un evento internacional dedicado a los barcos antiguos, y en la que se ven venir, sobre las aguas cristalinas de Stintino, cientos de barcos tradicionales de toda Italia. La Vela Latina fue la vela típica del Mediterráneo desde la época de las Repúblicas Marineras.

La Maddalena, con sus islas azotadas por el viento, rica en ensenadas naturales y características playas, es un destino ideal para vacaciones en barco a vela. También para paseos a caballo y en bicicleta de montaña, modos alternativos para vivir la playa al atardecer y disfrutar de los paisajes y escenarios naturales.

Vale la pena hacer una excursión en el Parque Nacional de Asinara, en la isla de su mismo nombre, considerada una de las más prometedoras del Mediterráneo, entre las colonias de los burros blancos que siguen viviendo en estado salvaje. Se pueden realizar un gran número de actividades, respetando las normas del parque: desde senderismo a lo largo de rutas temáticas, bicicleta, paseos ecuestres en caballos nacidos y criados en la isla, excursiones en barco de vela, excursiones de buceo con guía, visitas en tren, admirando el paisaje y con paradas en los lugares más sorprendentes.

En el Gennargentu, una zona montañosa de gran belleza, se pueden realizar diversas actividades como el senderismo y excursiones a sitios arqueológicos, así como esquíar en el Bruncu Espina, uno de los picos más altos, con sus 1829 metros, y Monte Spada, en el cual hay estaciones de esquí y varios restaurantes.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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