Decide primero la mochila que vas a llevar y luego el contenido.
Un error de los principiantes en grandes travesías es colocar las cosas que consideran “imprescindibles” encima de la mesa (camisas, pantalones, mallas, chaquetas, gorros, guantes, gafas, objetos fetiches, libros, bolsitas de aseo, cremas, fotos de familia, pañuelos, móviles, calzados, esterilla, saco de dormir), y luego buscan un gran macuto donde meter todo.
El truco es decidir primero la mochila, que sea ligera, anatómica y como mucho de 30 litros, después elegir el equipo verdaderamente imprescindible y dejar fuera las cosas que no caben.
Algunos trucos para reducir espacio son recortar el mango del cepillo de dientes, o llevar uno minúsculo; llevar sólo el tenedor, cualquier cosa líquida se puede beber sin necesidad de cuchara; o meter las prendas de vestir en bolsas ziplo, que se quedan completamente herméticas, ligeras y poco espaciosas.