La abrupta caída de Evo Morales

La abrupta salida del poder del ex presidente de Bolivia, Evo Morales, podría ser el preludio de un efecto dominó que propicie la caída de los regímenes bolivarianos encabezados por Venezuela, Nicaragua, y en mayor medida del régimen castrista en Cuba.

La primera vez que vi al ya «derrocado» presidente boliviano fue en mayo del 2010, durante la Cumbre Mundial ALC-UE, celebrada en Madrid. En ese entonces le estropeé la estrategia a su equipo de prensa. Antes de la rueda de prensa del mandatario, en la sala habilitada para el encuentro con la prensa internacional, cinco o seis supuestos periodistas, o funcionarios de la delegación andina, se distribuyeron para acaparar las preguntas a un Evo que evitaba así esquivar a la pregunta del millón, la cual muy a su pesar terminé formulando yo.

A la hora señalada, tras el breve saludo a la prensa internacional y medios de comunicación españoles, vino la ronda de preguntas. Y es así que antes que nadie dijera nada, vociferé:»Yo, yo, yo, yo». Y no paré de vociferar. A Evo no le quedó más remedio que darme la palabra. ¡Craso error! (Ver vídeo)

EVO «SALE POR PATAS» DE BOLIVIA

En noviembre del 2004 cuando arribé por primera vez a tierra boliviana pude ser testigo de cómo se las gastan por esos lares. Por eso no me extraña que Evo Morales opte por «salir por patas» del país. Y una prueba de eso es la asonada de violencia y muerte que vive Bolivia estos días.

Invitado por una compañía aérea boliviana (que dejó de operar hace muchos años), con hotel incluido, con escala en Santa Cruz de la Sierra y posterior visita a La Paz, capital del país andino, todo parecía ir viento en popa para mí. Pero terminó siendo uno de los viajes más complicados que he tenido a lo largo de mi vida.

El país andino vivía por ese entonces una inestabilidad socio-política de cuidado. Al día siguiente se declaró una huelga general. La zona nor-oriental a la cual pertenece Santa Cruz de la Sierra exigía al gobierno de Sánchez de Lozada que convocara a un referéndum para obtener su autonomía. La ciudad de La Paz fue cerrada a cal y canto por las huestes de Evo Morales. Los aeropuertos fueron bloqueados.

Un informe del Real Instituto Elcano describía así la situación de Bolivia en ese entonces:

«Los enfrentamientos sociales, étnicos y regionales hicieron temer el surgimiento de una guerra civil, al tiempo que diplomáticos, militares, académicos, periodistas y empresarios, nacionales y extranjeros, expresaron su preocupación porque Bolivia parecía caer inevitablemente en el vacío, con las consecuencias que podían acarrear en la inestable área andina».

La huelga fue brutal y los actos de vandalismo que paralizaron al país. Los vuelos nacionales fueron cancelados, pero no así los internacionales. Así que tras meditarlo opté por largarme y posponer mi sueño de conocer la Puerta del Sol de Tiwanaku.
Ningún taxi me quería llevar al aeropuerto por miedo a las turbas y a los bloqueos en la carretera. Sólo uno se atrevió. Y no es baladí mencionar que en Bolivia cuando hay huelga de mineros estos la lían a dinamitazos; o ya sea quién sea la cosa es como para tomársela en serio.

Un claro ejemplo de lo que se cuece allí, cuando la cosa se pone chunga, es que hace unos años Rodolfo Illanes, viceministro de Régimen Interior del gobierno boliviano, fue linchado por una turba de mineros y luego salvajemente asesinado tras intentar mediar con ellos. Allí no se andan con chiquitas.

En Santa Cruz había bloqueos en las carreteras y en el resto del país la cosa se ponía color de hormiga, pero aún así tuve suerte y llegué al terminal aéreo.

Aquel día me despedí de Bolivia con mal sabor de boca.

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